Durango sin recursos para salvar de la sequía a campesinos

La falta de lluvias y el retraso de apoyos gubernamentales, han afectado la ganadería y la agricultura, principales actividades económicas de San Pedro del Gallo, San Luis del Cordero, Nazas, Mapimí y Tlahualilo.

Ejidatarios de San Pedro del Gallo llevan a sus vaquillas, que no resisten la sequía, al cementerio de ganado. (Rolando Riestra)
Luis Alatorre
San Pedro del Gallo, Durango /

Las lluvias que han comenzado a darse en algunos municipios del norte de Durango no serán suficientes para atenuar los efectos de muerte y desolación que ha dejado la prolongada sequía, donde el retraso de los apoyos gubernamentales aplaza la posibilidad de una recuperación de la ganadería como de la agricultura, principales actividades económicas de sus municipios. 

El subsecretario de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Ulises Camberos Gutiérrez, sostuvo que este problema se agudiza debido a que el gobierno federal no ha respondido a la solicitud de recursos que se le hizo patente al presidente de México, Andrés Manuel López, en su reciente visita a Guadalupe Victoria. 

Dijo que de resultado de ese planteamiento se envió el mismo mes de agosto al secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos, quien de entrada ordenó que se dispusiera del Fondo de Concurrencia un monto de 35 millones de pesos, sin embargo, no consideró que eso era imposible debido a que estos fondos están etiquetados y usarlos sería el equivalente a desviar recursos federales y es un delito grave. 

El funcionario manifestó que esta postura del secretario si bien fue bien intencionada, no estuvo bien sustentada, además que el requerimiento para atenuar la sequía con suplemento alimenticio para el ganado en los agostaderos y dotar de semilla de avena a los agricultores de temporal es por 70 millones de pesos para toda la entidad.

Apoyo insuficiente

Los municipios más afectados por la sequía son San Pedro del Gallo, San Luis del Cordero, Nazas, Mapimí y Tlahualilo, a cuyos productores el Gobierno del Estado les ha ayudado con semilla de avena para establecer cultivo de invierno, así como también maíz quebrado como suplemento alimenticio al ganado que se encuentra en los agostaderos, sin embargo, se admite que el apoyo es insuficiente y no alcanza. 

Refirió que esta sequía, que se ha prolongado por más de dos años, es similar a la que se registró en 2011 y 2012 donde hubo una fuerte despoblación de ganado en toda esta zona. 

Tlahualilo, es donde este fenómeno de falta de lluvias ha sido resentido debido a que un 70 por ciento de la movilidad económica depende de la agricultura de temporal como de la ganadería. 

En el caso de la ganadería, los primeros en resentir son los animales más viejos, que por su mermada condición son más sensibles a la falta de agua en los jagüeyes, como de escasez en pastizales. 

El subsecretario del ramo manifestó que a la fecha no existe una cifra oficial del número de vacas muertas a causa de la sequía, pues muchos aseguran que son más de 300, otros dan el dato de 150 cabezas, más otros dicen que van sumando quince muertes diarias. 

“Sin embargo, las gestiones las ha hecho el gobernador solicitando de manera extraordinaria recursos al gobierno federal para atender esta contingencia, ahí vino el secretario Víctor Villalobos de Agricultura y a la fecha la respuesta no ha llegado”, dijo. 

Por parte del gobierno del estado lo que se les ha otorgado a los ganaderos es una cantidad muy limitada de suplemento alimenticio como maíz molido, mientras que a los agricultores es la semilla de avena, la cual habrán de aprovechar con las humedades que están dejando las lluvias tardías para obtener algo de cosecha si bien se mantienen las precipitaciones. 

El funcionario expuso que en el peor de los casos, los ganaderos optan por malbaratar su ganado antes que dejarlo morir a causa de la seca, el cual es movido o desplazado a otras zonas donde hay mejores condiciones de humedad para la engorda.

Juan Manuel Solís es ejidatario de San Pedro del Gallo, toda su vida se ha dedicado a la engorda de becerros y de 30 vaquillas que tenía en los agostaderos, se le han muerto siete, de mayo a la fecha. 

La situación para él y su familia es crítica, pues a la falta de pasto en los agostaderos se ve obligado a comprar cinco bultos de maíz quebrado por semana para sustituir el alimento y mantener su hato en supervivencia, cada bulto a un valor de 250 pesos, dinero que tiene que tomar de los pocos ahorros que conserva, pero que le merman en la economía de su hogar. 

Montado en su caballo, sostiene que el cementerio de ganado encontrado a unos cien metros del caserío del pueblo corresponde solo a las vaquillas que son traídas de los agostaderos ya en muy mal estado debido a la falta de agua y comida, sin embargo, como alternativa se las traen a los corrales de sus casas con la esperanza de reanimarlas y atenderlas con un veterinario, pero mueren al ser demasiado tarde. 

Dijo que la situación para él como para sus compañeros ejidatarios es muy difícil, ya que es a lo único que se dedican, a engordar ganado para luego venderlo, la mortandad sigue y no ven claro algún apoyo del gobierno federal para hacerles llegar la pastura que necesitan.

“Está lloviendo tarde” 

José Guadalupe García es también ejidatario, tiene siete animales, pasa con su camioneta y su traila por el camino que va hacia San Luis del Cordero, un municipio vecino del cual acuden a comprar pasturas y llevarlas a sus vaquillas. 

Sostiene que está lloviendo tarde, pues desde el mes de noviembre del año pasado que adquieren sus animales para llevarlos al agostadero y hasta allá les acarrean alimento y agua, siendo ya diez meses de pura inversión. 

“Y encima de eso las vacas no paren, están flacas y no pueden salir preñadas. Ya tenemos como tres años que en septiembre y octubre caen alguna lloviznita y eso no ayuda; y luego el año pasado nos cayó el hielo luego luego y sacamos pura madre de pastura”, dijo.

“Meterle dinero"

Le acompaña José Luis García, quien tiene también 30 cabezas de ganado de agostadero y sostiene que durante todos estos meses lo único que han hecho es meterle dinero en pasturas y llevar agua ante la escasez de las lluvias. 

“Se levanta uno a las 4 o 5 de la mañana a darles de comer y encima de ello el acarreo de agua, les damos maíz quebrado y en ocasiones pollinaza, lo que alcanza uno para darles a los animales para mantenerlos esperando que agarren algo de peso”, dijo. 

Dicen que los becerros que están naciendo apenas alcanzan los 5 kilos, porque muchas vacas no se “corrieron”, no hubo preñadera a diferencia de otros años, por lo que estiman que de aquí a octubre que es la venta de becerros en pie no será muy buena, ya que mientras que en épocas pasadas a estas fechas un becerro debe pesar 250 kilos, ahora los que hay en el monte apenas llegan a los 100 kilos, es decir, menos de la mitad.

“Además todo se refleja en el precio, pues aparte los compradores se aprovechan de la situación y los agarran baratos, pues en épocas buena se pueden vender hasta 60 pesos el kilo de ganado en pié, mientras que ahora apenas los están tomando en 45 pesos kilo”, sostienen. 

Aunado a lo anterior, explican que en eso no hay comprensión de los que venden los alimentos o pasturas, pues la paca de alfalfa la traen del municipio de Nazas a un precio de 100 pesos, a lo que se agrega el precio de la gasolina o el diesel que no perdonan, por lo que la situación se ve cada vez más difícil, sobre todo cuando no hay apoyo del gobierno.


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