El Gobierno Federal ordenó que las clases deberían tomarse a través de internet y medios electrónicos, sin embargo nadie pensó en las familias del ejido Málaga en Durango, quienes apenas y cuentan con los servicios básicos.
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La indicación fue clara, cambiar las clases presenciales y optar por clases virtuales. Pero qué pasa con los pueblos donde incluso llegan a desconocer el término "virtual".
Sin oportunidades
Un ejemplo son Joana y Jairo Terrazas Pérez, hermanos que cursan el sexto y quinto grado de primaria respectivamente y en quienes no pensó el gobierno federal o estatal, pues la Secretaría de Educación no consideró la familia como la de estos pequeños, donde apenas cuentan con piso firme y servicios básicos como drenaje, energía eléctrica y en ocasiones una televisión.
"Para ellos, la oportunidad de tomar clases a través de una computadora", así explicó la madre de los menores Noemy Pérez, quien dijo que en el ejido "no hay nada".
Tanto ella como su esposo fueron descansados de sus labores, una era operaria de maquila mientras que el papá de los niños trabajaba en la obra, en la construcción.
Por televisión
Jair explica que toma clases en el Canal Once Niños, sin embargo es complicado pues quien explica (de manera no presencial) no puede resolver sus dudas, ni mucho menos repetir la pregunta.
Por otro lado, la mamá de Joana reconoce que si bien, no es un año perdido, no será el de mejor aprendizaje, sobre todo para su hija quien ya pasará a secundaria.
RCM