La pandemia no solo ha afectado la salud de los poblanos, sino también su capacidad económica, por lo que cada vez más personas buscan un lugar para alimentarse de manera gratuita.
Hace tres años, Juan de Palafox, abrió un comedor para atender a personas en situación de calle y llegó a recibir diariamente hasta a 50 de ellas.
Hoy, con la crisis del covid-19, hasta 190 personas que han perdido su empleo llegan buscando obtener al menos una comida caliente.
Todos los días partir de las 12:30 horas, comienza la gente a formarse en el comedor instalado en la calle 9 oriente número 3,
Lo mismo acuden personas de la tercera edad, recargándose en sus bastones mientras hacen fila, como desempleados y personas en situación de calle. Algunos traen en sus bolsillos unos cuantos pesos. Otros no traen nada. La crisis del covid-19 terminó con su economía.
Mientras hace fila para obtener en plato de alimento, Felipe Escobar Méndez, quien hasta antes de la pandemia era empleado de la empresa de paquetería Estafeta, platica con MILENIO Puebla.
De entrada, explica que será el único alimento en su estómago en todo el día, ya que vive sólo y la gente no le ha extendido la mano.
Con tristeza, narra que al perder su única fuente de ingresos, se vio en la necesidad de vender las pocas pertenencias con las que contaba para salir adelante estos días. "El tiempo pasa y no hay una fecha exacta para se activen las empresas, y en estos tiempos de coronavirus es lo doble de complicado para obtener un trabajo", señala mientras quienes se encuentran delante de él en la fila, comienzan a recibir los platos desechables con el alimento.
“Antes del virus me fue complicado encontrar empleo, pues hay una grave discriminación hacia las personas que no contamos con preparación y somos mayores de 35 años de edad, pero ahora con el covid-19, es más complicado”, enfatizó.
Precisó que desde hace mes y medio que no cuenta con un ingreso, por lo que asiste al comedor para tener alimento una vez al día, ya que la gente no es sensible ante las carencias que están viviendo los más desprotegidos en la contingencia sanitaria.
“En ocasiones como una vez al día, y miro hacia el cielo para solicitarle a Dios que me ayude”, expresó el afectado por el coronavirus.
En esta fila está también formado Jaime Ortiz, un hombre de la tercera edad, quien al no contar con empleo, acude para tener alimentos en este tiempo de covid-19.
En este lugar hay empatía. Martha García Herrera, quien colabora en la cocina del comedor Juan de Palafox, destacó que desde hace tres años ayuda a los más necesitados, pues es un apoyo organizado por la iglesia.
Es diabética, por ello se protege con cubrebocas, careta, guantes, bata y botas quirúrgicas, así como una mampara.
“Yo también estuve viviendo en la calle y Dios me levantó por ello ahora doy un poco de lo que me regaló, ya que me dio la oportunidad de vivir”, aseguró.
Es el comedor a donde asisten los poblanos. Unos buscando un alivio para su hambre y otros, a mostrar su solidaridad con los que ahora nada tienen.
ledz