Explosión en Tlahuelilpan: "Los niños aún no entienden qué pasó"

Historia

Los adultos retoman su vida poco a poco y como pueden; los niños, las víctimas más vulnerables, resisten en silencio o manifiestan cambios de conducta; aunque hayan recibido apoyo psicológico, la huella de aquel 18 de enero sigue abierta.

Al menos 194 menores quedaron huérfanos por la explosión de un ducto de Pemex. (Araceli Pérez)
Verónica Díaz
Tlahuelilpan /

Las víctimas colaterales de la tragedia en Tlahuelilpan son los niños que perdieron a uno o ambos padres y que, de acuerdo con las autoridades estatales, son 194; además del duelo, estos pequeños enfrentan un futuro incierto y deberán luchar contra el estigma de ser posibles hijos de huachicoleros.

Guadalupe Martínez, de 5 años, dice que su papá se quemó y se fue al cielo: “Lo extraño, me quería mucho. Es que como mi papá quería ayudar a un señor, entonces ahí se prendió”.

Han transcurrido cinco meses de la explosión de una toma clandestina de Pemex en Tlahuelilpan, Hidalgo; las investigaciones para conocer las causas y los responsables aún continúan, mientras que Pemex ha reservado por cinco años la información del caso.

Los adultos de la comunidad retoman su vida poco a poco y como pueden; los niños, las víctimas más vulnerables, resisten en silencio o manifiestan cambios de conducta; aunque hayan recibido apoyo psicológico, la huella de aquel 18 de enero sigue abierta.

Ángeles Velasco, de 32 años, trabaja como jornalera para recibir un pago entre 100 y 200 pesos el día. Madre de Lupita y otros dos jóvenes, una de 19 años y otro de 17, reconoce que para sus hijos mayores es más difícil aceptar la muerte de su padre.

“Aquella noche él llegó a casa y lo llevamos en taxi al hospital, tenía quemaduras en 85 por ciento del cuerpo, pero lo que lo mató fue un paro respiratorio, porque una de la quemaduras más grave fue en la nariz y no podía respirar. Él se bajó a ayudar a las personas pero se cayó y se quemó”, cuenta.

Maricela Ramírez es otra viuda que se quedó con una niña de 6 años y otra de 4, a quienes les cambió la vida cuando su padre ya no regresó: “La niña chiquita sí ha tenido reacciones agresivas, así muestra su dolor, según los maestros. La grande ya sabe dónde está su papá y que ya no lo va a volver a ver, la menor aún tiene la esperanza de que regrese”.

El número de víctimas mortales es de 137, pero los niños que perdieron uno o ambos padres suman 194. Cifras del DIF de Hidalgo detallan que en Tlahuelilpan quedaron 74 menores huérfanos, mientras que en Tezontepec hay 42; en Tlaxcoapan, 57; en Atitalaquia, 10, y en Ajacuba, tres.

En Mixquiahuala y Tepetitlán hay dos casos en cada uno y en Tetepango, uno; otros casos son en Uruapan, Michoacán, donde hay uno, y en Guatemala, con dos.

Al alcalde Juan Pedro Cruz lo mantienen al margen de las investigaciones, no le dan recursos para apoyar a las familias y a esa generación de menores que perdieron a uno o ambos padres, infantes quienes aún no comprenden que pasó ese día.

“La reubicación del tianguis para las familias afectadas, la tirolesa más grande del mundo y el museo de las brujas están parados, nadie aporta un centavo. El presupuesto para proyectos culturales de año no considera al municipio y ni la secretaria de Energía, Rocío Nahle, aceptó condonar pagos al municipio”.

Noemí Vilchis, directora del Centro de Asistencia Infantil Comunitario, atiende a 60 niños de preescolar y cuenta el proceso por el que han pasado los menores, desde guardar completo silencio a preguntar y enfrentar las dudas sobre la muerte de sus familiares.

“Hubo días en que lejos de aquellos días de gritos, ruido y bullicio, los salones eran puro silencio, era increíble. Muchos niños empezaron a preguntarse acerca de la muerte, adónde se iban, que qué pasaba si ellos se morían y empezaron a tener así como incertidumbre, qué pasa si me muero o adónde se fueron esas personas”.

Los seis hijos de Amanda Martínez, quien falleció ese día, quedaron bajo el cuidado de sus abuelos Guillermina Arteaga y Adelaido González; ella es diabética y él apenas recibe 100 pesos por día como jornalero y 2 mil 500 pesos cada dos meses a través del programa gubernamental.

Adelaido sacó adelante a los cuatro hijos de su primer matrimonio, después ayudó a Guillermina con sus seis hijos y con ella tuvo dos más. Su casa, de apenas dos cuartos y un baño improvisado, acogen, además a los seis menores y dos más de la hija más chica de este matrimonio.

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