Cinco días después del asesinato de 10 integrantes del grupo Sensación Musical de Alcozacán, en el municipio de Chilapa, Guerrero, la Policía Comunitaria de Rincón de Chautla presentó a un grupo de 19 niños que se alistan para formar parte de su sistema de seguridad.
Representantes de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), fracción Pueblos Fundadores (PF) formaron a los 19 pequeños sobre la carretera a Huaycantenango.
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Los menores, de entre 8 y 14 años, fueron presentados por la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Pueblos Fundadores (CRAC-PF) en una especie de práctica militar.
"¡Armas al hombro, ya!", fue una de las órdenes que dieron a los menores, quienes cumplieron con distintas posiciones de disparo, siempre empuñando sus armas y con sus rostros cubiertos por paliacates.
"Un aplauso para estos niños que se esforzaron en prepararse", dijo uno de los encargados.
Algunos de los niños llevan meses preparándose para convertirse en policías comunitarios. La primera vez que se llevó a cabo esa acción fue en mayo de 2019.
"Ya no queremos más violencia, por eso entrenemos"
Alexander tiene 13 años. Nació y creció en una comunidad indígena de la montaña guerrerense azotada por la violencia de grupos delincuenciales; sólo una cosa ha aprendido de todo ello: a disparar su escopeta calibre 16.
"A los niños los agarran y ya no los dejan vivos, los matan, por eso nosotros ahorita como niños ya hemos empezado a entrenar, ya no queremos más violencia", dice Alexander.
Armar a los niños y entrenarlos es la respuesta de la comunidad Alcozacán ante la violencia que viven en ésta y otras 15 comunidades indígenas de Chilapa, Guerrero, donde el ataque más reciente del grupo criminal Los Ardillos dejó 10 muertos la semana pasada.
"Les enseñamos a defenderse para que no sean levantados, secuestrados, porque nosotros tenemos comprobado que si llevas un arma no se meten contigo", dice el comandante de la Policía Comunitaria, Bernardino Sánchez.
Todos los niños manifiestan que están dispuestos a defenderse y convertirse a futuro en uno de los integrantes de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Pueblos Fundadores (CRAC-PF), que lleva 30 años en estos pueblos.
Alexander dice sentir "coraje porque Los Ardillos están matando a nuestros pueblos" y narra que como vigilante, su trabajo es esconderse en el monte para evitar que entren extraños a su comunidad.
Porfirio tiene apenas 6 años. No habla mucho, pero dice que el palo que tiene entre las manos es un arma que sirve para defender a su pueblo.
Las oportunidades para estos pequeños son mínimas; la secundaria está lejos y se ubica en territorio de los delincuentes.
Todos dejaron de estudiar porque no pueden salir de sus pueblos; su vida transcurre con el recuento de los ataques criminales, la exigencia de justicia y el dolor de los deudos de las víctimas, que en el último año sumaron 24 viudas y 50 huérfanos de padre, tres se ellos aún sin nacer.
"Nos quedamos solas y tenemos hijos y ¿quién nos apoya?, lo que más queremos es que detengan a los culpables, nos sentimos amenazados, con miedo de salir al pueblo y aquí no hay suficiente recurso para salir adelante", dicen las viudas casi en coro, unas en español y otras en náhuatl.
Entre ellas está Aurelia Flores, una menuda mujer de 16 años con una hija de un año, es viuda de Cándido Fiscaleño y no tiene idea de cómo va a sobrevivir; quiere que el gobierno mexicano le dé una beca para su bebé y a ella la apoye con despensa y recursos económicos.
"Su trabajo (del gobierno) es resolver esta violencia y no lo ha hecho", reclama.
Bernardino Sánchez Luna, uno de los principales coordinadores de Rincón de Chautla, dijo que la CRAC tomó la decisión de preparar a sus hijos para defenderse, luego del asedio que han sufrido por parte del grupo criminal Los Ardillos.
Durante la presentación de los 19 niños, la Policía Comunitaria aseguró que solamente los mayores de 12, 13 y hasta 15 años pueden comenzar a utilizar los rifles de bajo calibre, que sirven para realizar las tareas en el campo y que algunos de ellos ya colaboran con la vigilancia dentro de los pueblos, pero no intervienen en acciones de seguridad cuando se trata de perseguir a un infractor.
“A veces los niños salen a pastorear los animales al campo y ahí se encuentran con los delincuentes, entonces es mejor que sepan defenderse y que sepan cómo evitar que agredan a los más pequeños”, señaló el dirigente.
En tanto, los menores de 9, 10 y 11 años sólo tienen acceso a instrucción básica: realizan movimientos tácticos utilizando pedazos de madera y comienzan a recibir orientación sobre el complicado momento que enfrentan.
Durante la presentación de los niños militares, los menores formaron filas, presentaron sus armas y realizaron movimientos tácticos; apuntaron los rifles de bajo calibre y los trozos de madera hacia el frente.
La Fiscalía del Estado confirmó lo que la comunidad ya sabía: fueron Los Ardillos los autores del ataque contra 10 indígenas que por primera vez trabajaban como ayudantes para el grupo Sensación Musical.
Desde la masacre, los pobladores mantienen bloqueada la carretera a Hueycantenango y tienen un pliego de 29 peticiones: Exigen la presencia de las fuerzas federales en la zona, la entrega inmediata de los cinco cuerpos que faltan y la presencia del presidente Andrés Manuel López Obrador así como del gobernador Héctor Astudillo.
Mientras, Alexander está preparado; ya no juega y dice: “ahora nuestros juegos han cambiado, nosotros ya nos dedicamos a otra cosa”.
[Foto: Omar Franco]