Contaminación del Atoyac, un “círculo vicioso”: Ibero

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De acuerdo con el análisis “El caleidoscopio de la crisis en la cuenca del Alto Atoyac”, la cuenca se puede recuperar desde la acción colectiva.

Cuenca del Atoyac | Andrés Lobato
Jaime Zambrano
Puebla /

A pesar de que existe disposición por parte de las autoridades para contrarrestar la contaminación de la cuenca del Atoyac en los estados de Puebla y Tlaxcala, se presenta un círculo vicioso que requiere romperse: descargas irregulares de diferentes sectores y zonas, falta de tratamiento e incentivos, uso irresponsable en sectores como el agrícola.

De acuerdo con el análisis “El caleidoscopio de la crisis en la cuenca del Alto Atoyac”, en el que participaron investigadores del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga, SJ (IIMA) de la Universidad Iberoamericana Puebla y de la Universidad de Edimburgo, Escocia, la cuenca que abarca 70 municipios de Puebla y Tlaxcala se puede recuperar desde la acción colectiva, la participación y la coproducción para la identificación y eliminación de las descargas de contaminantes, acciones de remediación y un uso responsable del agua.

El grupo de trabajo académico proponen que a partir de un análisis de cuatro perfiles de personas vinculadas con la cuenca, pobladores, servidores públicos, organizaciones civiles y empresas, de diferentes localidades de Puebla capital y la zona conurbada; así como de las comunidades de Españita, Tepetitla y Nativitas, en Tlaxcala, se detectó que existe preocupación por la situación de la cuenca, pero falta poner en marcha un esquema integral con la participación de todos los sectores.

Soledad García, investigadora de la Universidad de Edimburgo, explicó que el eje transversal para el rescate del Atoyac comienza en el diálogo de saberes para la implementación de acciones conjuntas.

“Hemos tratado de implementar iniciativas en las que se piensa en procesos en los que los individuos que forman parte de una organización transforman la relación con sus bienes y servicios”, explicó.

Por su parte, María Eugenia Ibarrarán Viniegra, investigadora del IIMA de la Universidad Iberoamericana Puebla, explicó que, en el análisis de la situación en las empresas, se detectó que la cantidad y calidad del agua no son consideradas un problema; además, para la iniciativa privada, el precio es justo; sin embargo, en este sector se percibe que no hay estímulos para el uso de aguas tratadas ni interés en invertir en protección de ecosistemas.

Para las autoridades, la calidad del agua en la cuenca del Atoyac es raquítica porque no existe un saneamiento adecuado de las descargas. “Si la cantidad baja y no reutilizamos el agua porque no se trata, estamos en un problema muy serio”, explicó Ibarrarán Viniegra.

En su oportunidad, Valentina Campos, directora del IIMA de la Ibero Puebla, explicó que las comunidades que se encuentran en zonas rurales presentan menos escasez que en las zonas periurbanas o urbanas.

Por último, Romeo Saldaña, investigador del IIMA de la Ibero Puebla, destacó que un proceso de gobernanza efectiva requiere que todos los actores sociales sean reconocidos y que sus consideraciones sean incluidas en la toma de decisiones.


CHM

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