Quince días de viaje en ferrocarril y proveniente de Guatemala, travesía donde ha sorteado el peligro Andrés, de 30 años de edad, tiene como único objetivo llegar a la frontera e internarse en territorio de Estados Unidos, con la esperanza de encontrar un trabajo bien remunerado para enviar dinero a su esposa y dos hijos que dejó en su ciudad natal.
Con el cansancio reflejado en su rostro, el indocumentado llegó al cruce ferroviario ubicado en carretera paralela al canal de riego Sacramento de la colonia Las Rosas, de la ciudad de Gómez Palacio, Durango, lugar donde solicita una moneda a los automovilistas para poder comprar algo de alimento, agua y seguir en su trayecto en busca del ansiado sueño americano.
Andrés, quien dijo no haber terminado ni la primaria y de oficio albañil, con palabras entrecortadas y con un gesto de tristeza señaló que en su lugar de origen no hay empleo bien pagado y la necesidad lo orilló a dejar su familia en busca de un mejor porvenir para hacerles llegar algo de dinero.
Atrás dejó su humilde vivienda, hermanos y familia, con la esperanza de internarse de manera ilegal y encontrar un trabajo que les permita mejor vida que nunca lograrán en Guatemala, donde indica prevalece la pobreza y falta de oportunidades.
"Durante años intenté todo para brindar lo mejor para mis dos hijos y esposa, pero al paso del tiempo me di cuenta que no lo lograría y veía que ya ni para comprar lo básico tenía dinero, por lo que estuve planeando como tratar de llegar a territorio de Estados Unidos pese a la oposición de la familia y el grave problema de salud por posible contagio del coronavirus que se vive en la actualidad".
"Fue así que adopte valor y tomé algunas prendas de vestir que puse en mi mochila y llegue al sur de México juntó con muchas otras personas y a la primera oportunidad abordamos "La Bestia", que fue cruzando por diferentes estados en los que descendíamos para buscar la manera de encontrar algo de alimento, agua, y así reanudar el viaje en el que sabemos del constante riesgo y peligro".
Para evitar ser localizados por personal del departamento de migración por la noche, dijo que dormían bajo las estructuras de puentes, siempre a la expectativa de no ser afectados por presuntos delincuentes que buscan la oportunidad para despojarlos de lo poco que llevan o dinero que juntan con las dádivas de automovilistas que buscan en cruceros.
Por ello y en busca de un mejor futuro personal y de su familia, Andrés seguirá en su peligroso viaje de llegar a la ciudad fronteriza de Juárez, Chihuahua para luego sortear el riesgo que implica para internarse en territorio de Estados Unidos, donde saben que pueden morir en el intento, del que dice es lo mejor que perecer en la pobreza y falta de oportunidades en su lugar de origen.
EGO