Linchamientos, síntoma ruptura social en Puebla

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Según Judith Pérez, los implicados en estos crímenes no son conscientes de sus actos hasta mucho tiempo después.

Dulce María Judith Pérez | Andrés Lobato
Jesús Zavala
Puebla /

El historial de linchamientos en Puebla crece, lo cual ha dejado una huella negativa, pues este tipo de eventos son un ejemplo de la ruptura social y que deben preocupar y ocupar tanto a las autoridades como a los núcleos familiares del estado.

Durante una entrevista para MILENIO Puebla, Dulce María Judith Pérez Torres, psicóloga social y doctora en pedagogía de la UPAEP, señaló que parte de su análisis sobre los acontecimientos ocurridos el pasado 10 de junio en el municipio de Huauchinango; apunta a que este tipo de eventos estén relacionados con los estragos que la pandemia por la covid-19 dejó en la ciudadanía.

"Con esta cuestión de la pandemia a la fecha, todas las personas tenemos un grave problema en los niveles de percepción y en el área frontal a nivel encéfalo... las personas estamos desvinculando la realidad con lo que nos está pasando en tangible, entonces empezamos a tener estados de ensoñación, fantasía, delirio y obviamente termina en una psicosis", refiere Judith Pérez.

La especialista apuntó que la psicosis se puede volver colectiva y en ese momento, inicia un proceso donde las personas escuchan e interpretan lo que desean, no necesariamente reconociendo la realidad de su propia ficción; efectos que son acompañados por la falta de educación, injusticia, pobreza y estrés de la población, elementos que junto a un detonante como las falsas noticias y alertamientos infundados, resultan en un actuar violento, de muerte o maltrato.

La psicóloga indicó que en la mayoría de los casos, los participantes de ataques grupales no son conscientes del acto durante el mismo, pues “los linchamientos son un estado de frenesí social, que no se puede entender hasta que uno está adentro”.

En ese sentido, comparó el comportamiento de los grupos civiles con el de los romanos en un coliseo, “sin razón lógica pidiendo e incitando cada vez a mayor violencia, más sangre, más crudeza en las muertes”.

Por último, Judith Pérez expresó que este tipo de comportamientos son una muestra de la descomposición social que se vive en Puebla y, lamentablemente, solo apuntan a una ruptura social, de la cual será difícil volver a un estado de no violencia y en el que impere el control de las autoridades.

Añadió que la única manera de evitar esta ruptura es a través de la denuncia, el no ser partícipes de la violencia, incluso sanar el tejido social a través de la educación, la comunicación asertiva, el acercamiento de las autoridades con sus gobernantes y el diálogo constante sobre derechos y responsabilidades a nivel social, para evitar “la justicia por propia mano”.

CHM

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