Existen dos maneras de ver la boda de Fernando con Josefina: desde nuestro rechazo al nacionalsocialismo o como unos simples invitados que observan al novio, y a tres de sus amigos, llegar a la iglesia vestidos como soldados alemanes de la Segunda Guerra Mundial.
En MILENIO hemos optado por observar y preguntar hasta donde se pueda.
Fernando y Josefina narraron que escogieron el 29 de abril para casarse porque justo hace 77 años, un día antes de suicidarse, se casaron Adolfo Hitler y Eva Braun.
"Si no hubiéramos encontrado misa para hoy, nos habríamos casado hasta el otro año", dice el novio, un funcionario público.
La pareja se casó también un 29 abril pero de 2016 en Ecatepec, donde Fernando es miembro de un club que recrea acontecimientos bélicos.
En aquella boda por el civil, Fernando vistió el mismo traje gris que el de la ceremonia en Tlaxcala: el de las Waffen SS, el cuerpo élite de las Schutzstaffel, el brazo armado de Hitler.
"Alguien subió a internet la foto que nos tomaron con el pastel y ¿qué crees?: recibimos muchas críticas, hasta amenazas de muerte”, dice Fernando antes de saludar al sacerdote que ya lo conoce. "La vez que bauticé a mis dos hijos también vine uniformado y no me dijo nada".
Al niño le llamaron Reinhard, por el general Reinhard Heydrich, líder máximo de las SS. Y a la niña, Hanna Gertrud, por Hanna Reitsch, una célebre piloto del ejército alemán que, según el mito, rescató a Hitler del búnker donde estaba agazapado. Y por Gertrud Scholtz-Klink, quien fuera presidenta de la Liga Nacional de Mujeres Nacionalsocialistas.
Foto: Jorge Carballo
"Yo no sabía mucho de la historia, pero me la contó mi esposo y lo apoyo porque tengo a un marido responsable", cuenta Josefina.
Fernando, pelado a la Hitler haircut o a la Peaky Blinders, carga con un quepí que tiene zurcido el emblema del águila imperial; trae una bocamanga con el nombre de la primera división de las Waffen SS: la división Adolf Hitler; en el saco se ha colgado la Cruz de Hierro y otras insignias rúnicas de las SS; sus manos están apretadas de anillos de la división Vikingo; las botas federica brillan igual que las llantas del vochito; y trae fajada la réplica hecha en Japón de una Walther CP99, la pistola de Hitler y de James Bond.
—¿Admiras a Hitler? —le preguntamos después de la misa, cuando los acompañamos a tomarse unas fotos en las vías del tren, por donde será la fiesta.
—Sí, sí —responde sin masticar la idea—. Yo sé que para mucha gente Hitler es un genocida, un símbolo del racismo y de la violencia, pero la gente juzga sin tener información o por creer en la historia de los vencedores.
Le decimos que ya ni en Alemania quieren saber de Hitler, que por qué un mexicano había que portar el uniforme nazi. Responde:
—La palabra nazi es un invento de Hollywood para hacerlo peyorativo. A mí la nacionalsocialista, desde que tengo 16 años, o sea, desde hace 22 años, me ha ayudado a tener disciplina: no bebo, no fumo, no tengo tatuajes, no daño a terceros. Incluso, en nuestro club no andamos reclutando gente. Es un club privado, más no clandestino, que recrea la historia.
—¿Has tenido problemas por tus creencias?
—Como mi papá y mis tíos también son seguidores de la NS, desde niño me ha confrontado la gente. Me han pegado, me han escupido y hasta me han aventado el carro cuando voy manejando mi vochito. La peor ha sido la vez en que me apuntaron con una pistola y me gritaron "nazi". Pero lo bonito de amar un ideal es morir por él.
Foto: Jorge Carballo
—Hitler reinventó los campos de concentración.
—Estados Unidos y Rusia tuvieron sus propios campos de exterminio, pero sólo se sabe de los alemanes porque perdieron la guerra y la historia, como te digo, la escriben y la inventan los ganadores.
En la fiesta nos ha tocado compartir mesa con Yeder, Alexis, su novia Renata y Dmitry, un ruso a quien todos llaman Demetrio.
Mientras nos sirven un plato con arroz y mixiote de pollo, Yeder nos cuenta que desde niño trae esa debilidad por el mundo bélico. “Siempre me ha gustado ver documentales sobre la guerra; además, mi abuelo fue amigo de refugiados alemanes”. Yeder es ingeniero en sistemas, vive por los rumbos de Tlalpan y entró al club en 2016, por invitación de Alfonso, el fundador, un odontólogo de Ecatepec que no pudo asistir a la boda. Desde su ingreso, Yeder ha gastado unos 30 mil pesos en uniformes e insignias, las cuales, al igual que sus “camaradas”, compra en Tepito o en La Lagunilla, o manda a hacer con Billy, otro integrante del club que tampoco vino.
—Siempre hay que cuestionar la verdad de la guerra—dice Yeder desde su silla, vistiendo el uniforme negro de gala de las SS.
Foto: Jorge Carballo
—¿Y cuál es esa verdad?
—De la Segunda Guerra Mundial sólo conocemos la versión de los aliados. Debemos leer más para que no nos engañen con falsas historias.
—¿Cuál sería una falsa historia?
—Dicen que Hitler empezó la Segunda Guerra Mundial al invadir Polonia. Pero no. Sólo fue a exigir territorios que eran de Alemania.
A Alexis, de 21 años y administrador de empresas, le preguntamos si la guerra tiene algo de bueno.
—Sí, sí —responde—: los avances tecnológicos y médicos.
—Pero la guerra es muerte, es violación a mujeres, es reclutamiento de niños… —le reviramos y su novia Renata interviene:
—Yo estoy en contra de varias de las ideas de Alexis, porque la guerra es una lucha entre hombres que quieren poder. Estoy en contra del racismo y del genocidio. Pero gracias a que Alexis cree en la disciplina militar, es una persona responsable y no es mujeriego.
Foto: Jorge Carballo
—¿Han cuestionado tu relación con Alexis?
—No han faltado las personas que me han preguntado si Alexis me pega o si estoy loca. La gente siempre juzga. Mi mamá me dijo que lo único que importa es que yo me sienta bien, y sí, me siento bien —nos dice horas antes de que Alexis gane la liga de la novia y nos inviten a su boda.
“Soy un soldado frustrado”, nos cuenta Alexis desde su traje verde/gris que Alfonso, el fundador del club, le prestó para la boda, pues Alexis apenas se está haciendo de su parafernalia bélica. “Yo quise entrar al Ejército porque mi papá fue militar, pero me rechazaron porque de niño tuve epilepsia. Hasta quise matarme”, nos dice mientras se empuja la comida con una cerveza. Después nos dice que, gracias al club, ha aminorado su frustración. “Cuando vamos a Villas del Carbón a recrear algún momento de la guerra siento como si yo estuviera hecho para esto. Porque recrear no es para todos”.
Foto: Jorge Carballo
—¿Por qué?
—Porque hay que aguantar tres, cuatro días a la intemperie. Hay que cazar, vigilar, hacer guardias, resistir el frío.
Dmitry pasa de los 40 años, estudió periodismo en Moscú y llegó a México en 2006. Conduce una vieja Chevrolet camuflada y rara vez viste el uniforme ruso. “Es que tengo más cara de soldado raso alemán”, nos dice con un mordido español y nos enseña su última adquisición: un antiguo reloj Helios del ejército alemán, por el que pagó 300 dólares en internet. Al igual que Fernando cree que el cine hollywoodense ha creado la mala fama de la nacionalsocialista y rechaza que su club tenga algún tinte político. "Sólo nos estamos divirtiendo y aprendiendo la verdadera historia", dice y nosotros le preguntamos cuál es. "No la puedes publicar", nos advierte y nos cuenta algo donde tiene qué ver un dragón, Zeus, la Muralla China y Napoleón.
Y que venga La víbora de la mar.
Víctimas del Holocausto y la persecución 'nazi'
Se conoce comoHolocaustoa la persecución y asesinato de seis millones de hombres, mujeres y niños judíos por parte del régimen nazi y sus aliados.
Los nazis, que llegaron al poder en Alemania en enero de 1933, creían que los alemanes eran "racialmente superiores" y querían crear un estado "racialmente puro".
Los judíos eran considerados "inferiores" y una amenaza para la llamada comunidad racial alemana.
Durante la era del Holocausto, las autoridades alemanas también atacaron y mataron a otros grupos: gitanos, alemanes con discapacidad y algunos de los pueblos eslavos, especialmente polacos y rusos. Otros grupos fueron perseguidos por motivos políticos, ideológicos y de comportamiento, entre ellos los comunistas, los socialistas, los testigos de Jehová y los homosexuales.
Calcular el número de personas que murieron como resultado de las políticas nazis es una tarea difícil. No existe un solo documento de guerra creado por funcionarios nazis que detalle cuántas personas murieron en el Holocausto o en la Segunda Guerra Mundial.
Para estimar con precisión el alcance de las pérdidas humanas, los académicos, las organizaciones judías y las agencias gubernamentales se han basado en una variedad de registros diferentes, como informes de censos y archivos alemanes.
Las víctimas se calculan:
Judíos - 6 millones
Civiles soviéticos - alrededor de 7 millones
Prisioneros de guerra soviéticos - alrededor de 3 millones
Civiles polacos no judíos - alrededor de 1.8 millones
Civiles serbios - 312,000
Personas con discapacidad - 250,000
Romaníes (gitanos) - entre 250,000 y 500,000
Testigos de Jehová - alrededor de 1,900
Delincuentes reincidentes y los llamados asociales - al menos 70, 000
Homosexuales - cientos, posiblemente miles
Fuente: Museo del Holocausto de EU