Migrantes, del hacinamiento en Tapachula al gueto en Tijuana

Derechos Humanos. Reportan sobrecupo en albergues y urgen censo de menores.

Alrededor de 300 personas se entregaron a la Patrulla fronteriza para ser repatriadas. (Foto: José Luis González/Reuters)
Editorial Milenio
Ciudad de México /

Mientras la Comisión Nacional de los Derechos Humanos emitió medidas cautelares para que el Instituto Nacional de Migración atienda el hacinamiento de refugiados en la Estación Migratoria Siglo XXI, ubicada en Tapachula, Chiapas, los centroamericanos que ya están en México y buscan cruzar a Estados Unidos han formado guetos en Tijuana.

Derechos Humanos solicita atención e interés superior para resguardar y censar a niños y adolescentes que se encuentran en las estancias migratorias en el sur de Chiapas.

Al respecto, la autoridad migratoria señaló que se tiene un registro de 2 mil 331 personas alojadas, de las que mil 709 están en la estación migratoria Siglo XXI y 622 fueron trasladadas al recinto ferial.

Sin embargo, continuó, aún se observa sobrepoblación en esa estación, pues su capacidad de alojamiento es de 960, por lo que este organismo nacional da seguimiento a las medidas cautelares emitidas por hacinamiento para evitar que tal situación se prolongue.

En Chiapas, 5 mil 365 migrantes permanecen varados en los albergues de manera ilegal a la espera del permiso para transitar por México, donde el INM les brinda atención médica, alimentos, agua, productos básicos para los niños, y por medio de operativos de seguridad, la Policía Federal, así como de la Coordinación Nacional de Protección Civil, salvaguardan la integridad física de los migrantes.

Centroamericanos lavan su ropa y se asean en un río de Chiapas. (Foto: Moisés Castillo/AP)


Se instalan

Vecinos de las colonias El Florido y Mariano Matamoros de esta frontera saben que un grupo de migrantes centroamericanos viven en una predio de esta área, al que solo se acercan contratistas cuando buscan una mano de obra barata para la construcción.

Son 68 adultos y dos niños. Habitan casas de campaña, pero son tan pequeñas que parecen de juguete; algunas en lo alto tienen como techo láminas de metal, por eso cuando llueve no se mojan sus moradores.

Otros extranjeros optaron por juntar dinero e instalar carpas que sirvan de techo.

“Como puedes ver, falta demasiado por hacer. Y la verdad, como te digo, el gobierno nunca ha tenido nada que ver, ni en techo, ni en casas de campaña. Nada. El gobierno no tiene nada que ver”, recrimina el hondureño Olvin Inocente.

Él vivió en el improvisado refugio El Barretal, habilitado de noviembre y enero pasado, que durante los primeros días albergó a más de 3 mil migrantes. Ese predio está a media calle de esta especie de gueto de centroamericanos, localizado en el bulevar Francisco Blake Mora.

En este inmueble el polvo abunda y la basura inunda los pocos espacios. El agua para lavar los cubiertos se usa a conciencia porque cada gota cuesta y el dinero se cuida peso a peso porque todos se deben alimentar.

Luis habla inglés porque hace un par de años vivió en Nueva York. En Tijuana eso de nada le ha servido. El empleo que a veces consigue es de albañil. Cada centavo lo cuida porque debe enviar dinero a sus dos hijos y esposa que esperan en su natal Honduras.

“Nos apoyamos para comprar algo de comida, a veces compramos, arroz, huevo, frijoles. Lo más basico, lo que alcance y pues para poderle dar a todos los demás”, relató.

Llevan cinco meses

A cinco meses de vivir en Tijuana, se sienten relegados por las autoridades mexicanas.

El entonces alcalde Juan Manuel Gastélum, que hoy busca reelegirse, se refirió a los migrantes centroamericanos como “mariguanos”. Hasta propuso hacer una consulta para evitar llegaran más.

Después el nuevo gobierno federal, a través de su secretaria de Gobernación, Olga Sánchez , sostuvo que el problema de las caravanas estaba resuelto.

Con información de: Francisco Mejía, Abraham Jiménez y Said Betanzos

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