Migrantes en Torreón, un camino que no detiene el coronavirus

Crónica

Huyendo de un país que se carcome, los viajeros comentaron que a pesar de la contingencia, ellos tienen que buscar mejores opciones para sus familias.

Los viajeros se quedarán unos días en Torreón antes de seguir su paso. (Especial)
Editorial Milenio
Torreón, Coahuila /

Con el nombre de dios pronunciado al final de cada idea, los migrantes hondureños que transitan por Torreón establecen que fueron la miseria, la violencia y la corrupción de su país los factores que los expulsaron de su hogar y ahora no será el coronavirus el que los detenga.  

Las voces desde el anonimato establecen que en el camino han sido bendecidos al contar con la ayuda de mexicanos, aunque algunas veces hayan sido emboscados quedando incluso literalmente desnudos y en el desamparo.

Huir de políticos y pandillas 

Ramón es un hondureño que supera los cuarenta años, aseguró que lo primero que mueve a la gente es la precariedad económica seguida de la maldad humana que se traduce en violencia y, finalmente, el mal manejo de los recursos públicos pues los políticos no tienen empacho en robar y robar hasta que no queda nada tras la depredación.

“Hay muchas situaciones, una es por el gobierno y la otra es que no tenemos trabajo, hay muchas situaciones pues por las cuales uno viene huyendo desde su país, no sólo por no tener dinero para comer porque usted sabe que para hacer dinero hay que tener trabajo y eso es lo que menos tenemos”.

Entre los ladridos de los perros que deambulan en las calles y la música de banda que se cuela entre la ondulación de las cortinas de una humilde vivienda ubicada en la calle Yucatán, Ramón enumera el mal. 

La Mara Salvatrucha sigue haciendo estragos en los países centroamericanos.

“Allá hay Maras, hay corrupción; desde el gobierno central hasta el último de abajo, alcaldes, diputados, de todo, son corruptos, ellos sólo quieren dinero para ellos y no les importa el pueblo. Los puso el pueblo con su voto pero ellos no se acuerdan de uno, no saben si uno come o no come, hay gente que no prende el fuego porque no tiene que comer”.

Sentado en una banqueta junto a sus compañeros de viaje, otro hombre tercia en la conversación que apunta, el gobierno ofrece cifras alegres sobre el crecimiento del empleo pero la realidad es insultante y el mayor reflejo de ello son las caravanas de migrantes.

El hombre participa y comparte con una pregunta: “¿Sabe por qué fue la primer caravana? Porque le dijeron a nuestro gobierno que realmente o se salía él o lo sacaban pero él dijo que mandaba. El gobierno está agarrado por el Ejército y por eso está ahí y el pueblo no puede hacer nada. La primera caravana que se vino a México fue porque el gobierno dijo que el que quisiera irse lo hiciera y la gente se aglomeró para irse”.

Pidiendo no ser tomado en fotografías, este hombre dijo que entonces fue que las familias enteras se movilizaron pensando que en grupo sería seguro. Pero entonces su gobierno, al quedar en evidencia ante la movilización masiva, comenzó a reprimir la movilización.

En el desamparo

“En las otras caravanas se han venido; allá en la entrada quemaron una casa de que era de vigilantes pero no fue la gente de la caravana la que directamente hizo eso, son gente filtrada que manda el gobierno porque no quiere que la gente se salga porque ya se sabe que se tiene un problema”.

Ramón retoma el hilo de la conversación y apunta que los organismos internacionales observan el problema a distancia. Y aunque los migrantes carguen con su prole, a éstos se les impide el paso con violencia.

El quedarse en Honduras obliga a la tolerancia ciudadana en un grado extremo y se debe asumir que el gobierno roba con impunidad y la delincuencia organizada cobra derecho de piso. Incluso pueden despojar a cualquiera de su casa de un día para otro.

“Si tiene un taxi tiene que pagar, hay gente a la que le han dicho que tiene 24 horas para salir de su casa y esa es la realidad de las cosas que están sucediendo en nuestro país, me entiende, pero eso no se está viendo a nivel internacional.

“Estados Unidos también es culpable de esto porque por aquí pasa millonería y millonería de la droga y porque no hacen nada. La droga no la consumimos nosotros, pasa por donde nosotros de otros países, nosotros somos un puente nada más y contaminan nuestras regiones”.

En un punto los hombres cambian el discurso al asegurar que es en los Estados Unidos donde están los dólares, siendo un país “de gran ayuda para todos los países de Centroamérica” y demás naciones pobres porque como una navaja de doble filo, es tierra de oportunidades para quien las quiera tomar o se quiera perder.

Ramón cierra el debate y dice que en México los han tratado bien aunque él refiera un asalto al que sobrevivió. Porque en todo lugar hay gente mala y México lindo y querido, no es la excepción.

“En México yo no me quejo de nada. A mí me han atendido lindamente, no tengo ni la mínima mención me han tratado mal. Es cierto, en Lechería a mí me quitaron todo, yo venía en un tren solo, ni una sola alma, solo yo porque antes de llegar a Lechería los bajaron a todos. 

“Cuando yo llegué me quitaron los zapatos, me quitaron todo. Cuatro personas me pusieron cuchillos, dos adelante y dos atrás. No me resistí y me quitaron los pantalones, me dejaron desnudito, como dios me trajo al mundo; después me aventaron el pantalón y todo se lo llevaron. Gracias a dios es que estoy vivo porque es el que también me trae aquí”.

RCM

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