Migrantes en La Laguna piden empatía a autoridades para poder alcanzar el 'sueño americano'

Venezolanos coinciden en no descansar hasta llegar a EU, aunque pierdan la vida en ello.

Guillermo Meza, Jhon Urdaneta y Rafael Sánchez. (Rolando Riestra)
Isis Rábago
Gómez Palacio, Durango. /

En la colonia Santa Rosa de Gómez Palacio, a una cuadra de las vías del tren y conviviendo con otros 300 migrantes, desde hace alrededor de cinco días están tres venezolanos que salieron de su lugar de origen sin conocerse, pero tras perseguir el mismo sueño de llegar a Estados Unidos, se hicieron amigos para protegerse en el camino. 

Guillermo Meza, Jhon Urdaneta y Rafael Sánchez, hablan sobre la falta de sensibilidad de las autoridades migratorias mexicanas y sobre su único deseo que es llegar a la frontera norte

Ellos señalan que aunque los envíen de regreso al sur, volverán a intentar una y otra vez hasta llegar al país de las barras y las estrellas, pues regresar a su país de origen ya no representa una opción.

Guillermo Meza

Guillermo Meza, de 25 años, desde el pasado 26 de enero tomó las cosas básicas necesarias y salió de su casa para emprender el largo viaje que le esperaba, y aunque sabía que no iba a ser fácil, desde que llegó a Tapachula, Chiapas, México, las cosas se complicaron como no lo esperaba. 

“El problema es con migración, ellos tienen que ponerse en los zapatos de uno, ellos no tienen compasión con nadie, nos tratan mal, si por lo menos ellos dejarán que uno pasara, porque uno no quiere quedarse aquí en México, quiere continuar, llegar a su destino”.

Jhon Urdaneta

John Urdaneta, de 28 años, señala que al dejar Venezuela para emprender su viaje hacia Estados Unidos, por los países del centro sur, pueden pasar tranquilamente porque en todos se encuentra una representación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y les brindan apoyo.

“Pero llegamos a México, y es una película, qué pasa, pues si no tienes plata para mojarles la mano a ellos o algo, tú no vas a pasar”.

“Hay un punto de migración desde Tuxtla, Gutiérrez, Chiapas, en donde dan un empujón, y después que salimos, donde te agarren, vamos para atrás. Hay una ley y no importa si gastamos dos mil, tres mil dólares, si tienes seis o siete meses de viaje, aquí hay personas que la han devuelto tres o cuatro veces”. 

Urdaneta, señaló que entre las experiencias más difíciles que le ha tocado vivir en México, es robos y su secuestro por cuatro días en la selva, pero inclusive aunque está en riesgo su vida, continuará para cumplir con su objetivo.

Rafael Sánchez

La situación de Rafael Sánchez es más complicada, pues emprendió este difícil viaje pese a su diagnóstico positivo de diabetes, sin embargo, no encontró otra opción en Venezuela y decidió perseguir el tan anhelado “sueño americano”, para lo cual tuvo que vender propiedades, como su casa, así como otras pertenencias. 

“No ha sido nada fácil, no puedo hablar del pueblo mexicano, en totalidad como pueblo, del pueblo no tengo nada que hablar, fíjense la brigada que nos hicieron, aunque para mi es una cortina de humo para no dejarnos avanzar”. 

Sánchez señala que desde que salió desde Tapachula, Chiapas, ha gastado 2 mil 700 dólares. Y con lágrimas en los ojos, señala que su única petición a las autoridades mexicanas, es darles una oportunidad de llegar a la frontera.

EGO

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