"Cuando un sonidero está en la cabina se transforma, la misión es que la gente olvide sus problemas a través de la música y el baile", refirió Israel Canell, un cumbiero de corazón que realiza esta labor desde que tenía 12 años. Por su amor a la música, al pasar los años logró consolidar el Sonido Borinquen, el cual es reconocido en Puebla, Ciudad de México, Tlaxcala y otros estados que lo incluyen en las carteleras.
Ser sonidero no es un oficio fácil, ya que es un amor al arte que no ofrece una recompensa económica para cubrir todos los gastos; sin embargo, el mejor pago para los que ponen su corazón en los botones de la cabina es que la gente baile y disfrute de sus creaciones, palabras y música.
"El mejor pago para un sonidero es ver a la gente bailar, disfrutar del momento, de la música, que pidan sus saludos o canciones, que se olviden de lo que pasa afuera para que vivan ese momento que solo la música y el baile pueden dar; esas buenas experiencias se quedan grabadas y son recordadas con alegría", dijo en entrevista para MILENIO Puebla.
Sin embargo, el campo laboral es muy competitivo, pero no todos tienen la esencia y la buena escuela de ser un buen sonidero, dijo el titular del Sonido Rey de Mendoza, quien desde los diez años se interesó por la cumbia. Aunque la vida lo llevó a estudiar leyes y ahora es un abogado con dos maestrías, cuando llega a la cabina se transforma en sonidero.
"Muchos nos ven como un sector bajo, pero no es así; hay muchas personas preparadas dentro, hay profesionistas, padres de familia, personas que se dedican a algún oficio y hasta con cargos en la política, aquí hay te todo", dijo.
"No es un oficio del que se pueda vivir"
Por desgracia, el amor al arte no llena la cartera y ser cumbiero es un ejemplo, pues este oficio no es redituable para mantener a una familia, por lo que para muchos sólo es un hobby. Sin embargo, para otros esto representa su única fuente de ingresos, por lo que deben buscar diversas opciones para entrar en los carteles de los bailes o realizar sus eventos propios.
"No es un oficio del que se pueda vivir, al menos yo no vivo de esto. Para mí es un hobby, llegar encender todo y estar frente al público, pero mi carreta es la que me da de comer, pero para muchos otros, es saber posicionarse y con ello generar para vivir", relató David Cortés, del sonido Valantay.
Cabe señalar que durante la pandemia de covid-19 este sector fue uno de los más afectados debido al llamado al confinamiento y cancelación de eventos públicos, pero las redes sociales los ayudaron a mantenerse activos con su público para después retornar a los escenarios y reactivarse.
"Las redes sociales salvaron a algunos y también los bailes clandestinos, en los que muchos nos la jugamos para llevar un sustento a casa, con las medidas necesarias, pero arriesgando nuestra vida para que la gente no cayera en depresión por el encierro", manifestó Sonidero Rey Mendoza.
Sonideros se apegan a la ley
Ante la aprobación de la Ley de Atención y Prevención de la contaminación visual y auditiva en Puebla, los reyes de las consolas se han apegado a lo dictaminado por los legisladores locales para evitar sanciones y hasta el arresto por incumplimiento.
"Si es lo que dice la ley, nosotros la estudiamos y nos apegamos. Solo queremos trabajar, ya empezó esta nueva ley de un límite de decibeles en la música aquí en la entidad y solo queda respetar", dijo David Cortés.
Por ello, garantizó que los bailes seguirán con esa esencia cumbiera y de ambiente, por lo que pidió a los fans disfrutar con responsabilidad de la música y convivencia.
CHM