Santa Clos llegó antes de lo esperado al albergue Juventud 2000, en Tijuana, donde conviven niños centroamericanos y mexicanos, todos desplazados por la violencia en sus lugares de origen.
Los extranjeros son de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua. Los connacionales de Morelos, Guerrero, Michoacán o Veracruz.
Junto a sus padres, duermen en delgadas casas de campaña, que intensifican el frío en invierno, pero se les olvida cuando ven llegar a un grupo de motociclistas de Estados unidos y BC.
“Tratamos de que tengan un buen recuerdo siempre y apoyarlos, que se sientan mucho mejor”, expresó Gerardo Garza, motociclista del club Los Renegados.
Les llevaron pizzas, piñatas rellenas de dulces y juguetes para entregarle a los pequeños habitantes del exclusivo refugio para migrantes.
“Son niños centroamericanos y vienen con cierto tipo de escasez en muchas áreas y tratamos de alegrarles aunque sea un día”, añadió.
Gerarld tiene siete años y es originario de Nicaragua. No sabe cuánto tiempo tiene en México, mucho menos en Tijuana. Solo reconoce que le encantan las fiestas de fin de año, aunque su deseo es recibir un celular para jugar videojuegos. Por lo pronto, ya le entregaron un presente que agradeció con una sonrisa.
Ofrecen posada
“Paso a la esperanza” es el lema que desde hace ocho años atrás maneja el Centro de Día para Migrantes Jesús Frayre, que ha sido un sitio seguro para llegar, recibir un alimento caliente, bañarse, pedir apoyo médico y descansar, atendiendo a hombres, mujeres y niños en su paso por la Comarca Lagunera.
Para esta Navidad el centro permanecerá abierto, explica Javier Rodríguez Hernández, administrador del sitio, quien destaca que especialmente este día dan posada, pero en realidad es algo que hacen todo el año.
“Se ofrece calor humano a esta población vulnerable que se enfrenta al maltrato físico, a la explotación económica y a la violación, pero también que corre el riesgo ser objeto de un secuestro o ser desaparecido de manera forzada y morir”.
Amado Zamarrón Muñoz, otro encargado del Centro, menciona que así se piensa ofrecer una posada con la esperanza de que lleguen los migrantes y sientan el calor de la Navidad, aunque sea por un momento.
Además, apunta que el flujo migratorio nacional es más discreto, pero hasta La Laguna llegan paisanos del sur.