Aunque la deuda de 220 millones de milímetros cúbicos (mm3) de agua que México debe pagar a Estados Unidos en octubre próximo obedece a un déficit de los últimos 5 años, en realidad la entrega del líquido tiene su origen en el tratado entre ambas naciones para mantener la paz, tras la guerra México-Estados Unidos por la disputa del territorio texano hace 172 años.
Primero hay que dejar claro que el norte de nuestro país se abastece de agua de los ríos Bravo y Colorado, los cuales compartimos actualmente con Estados Unidos, así que para regular el aprovechamiento de esos cauces, ambos países firmaron en 1944 el Tratado sobre Distribución de las Aguas Internacionales, que especifica el uso de las denominadas “aguas internacionales” entre ambas naciones.
Del Río Colorado, Estados Unidos dota a México de mil 850 millones de metros cúbicos de agua cada año; mientras que del Río Bravo a Estados Unidos, México realiza entregas de agua en ciclos de cinco años, en un promedio mínimo anual de 432 milímetros cúbicos.
Pero en 2019, nuestro país tuvo un déficit de 220 mm3, adicionales a los 432 milímetros correspondientes que debe entregar a más tardar en octubre próximo, deuda que la Comisión Nacional del Agua pretendía comenzar a saldar en diciembre pasado, pero que se ha detenido debido a la oposición de productores de Chihuahua que no permiten abastecer del agua de las presas situadas en ese estado a Nuevo León y Tamaulipas.
El origen histórico
El Tratado sobre Distribución de las Aguas Internacionales del 44 tiene sus orígenes en el Tratado de Paz, Amistad y Límites (Tratado de Guadalupe-Hidalgo) firmado en 1848. Hay que recordar que en 1812, aprovechando el caos por la Guerra de Independencia de México, emigrantes estadunidenses comenzaron a establecerse en la provincia mexicana de Texas, perteneciente a Coahuila, cuyos límites estaban marcados al sur por el Río Nueces, y colindante con Luisiana en Estados Unidos.
En 1836, los texanos declararon su independencia de México y esta se consumó el 21 de abril al ser derrotado y capturado Antonio López de Santa Ana en San Jacinto, quien firmó el Tratado de Puerto Velazco reconociendo la independencia de Texas, aunque no era válido por estar en prisión.
Durante nueve años Texas existió como nación independiente y alegaba que sus límites no eran los de su antigua calidad de departamento de la Provincia de Coahuila, sino los supuestos límites de Luisiana, Estados Unidos, que iban del oeste del río Mississippi al norte del Bravo.
Al ser anexada por Estados Unidos en 1845, reclamaron el territorio entre el río Nueces y el río Bravo y se creó la disputa que culminó cuando tropas de Estados Unidos penetraron en territorio mexicano, dando origen a la guerra entre los dos países, obligando a México a aceptar la cesión de gran parte de su territorio, reconociendo los límites sur y occidental reclamados por los texanos.
Así que en 1848 se firmó el Tratado de Guadalupe Hidalgo, en el cual se estipuló que se formaría una comisión compuesta por comisarios o comisionados nombrados por los presidentes de los dos países, para marcar sobre el territorio los límites entre una y otra nación, dicha Comisión fue la antecesora de la actual Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) creada en 1899, se trata de un organismo de carácter binacional integrado por una sección mexicana y otra estadunidense. Posteriormente, la CILA logró en 1944 la firma del tratado de distribución de las aguas internacionales.
“Animados por el franco espíritu de cordialidad y de amistosa cooperación que felizmente norma sus relaciones; tomando en cuenta el Tratado de Paz, Amistad y Límites entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América, firmado en Guadalupe Hidalgo el 2 de febrero de 1848 (…) considerando que a los intereses de ambos países conviene el aprovechamiento de esas aguas en otros usos y consumos y deseando, fijar y delimitar claramente los derechos de las dos Repúblicas sobre los ríos Colorado y Tijuana y sobre el río Bravo (Grande)”, indica el documento firmado en Washington en noviembre de 1944.
La frontera entre México y Estados Unidos es una de las más largas del mundo, se extiende desde Tijuana, Baja California, en el Océano Pacífico, hasta Matamoros, Tamaulipas, en el Golfo de México, con una distancia de 3 mil175 kilómetros. De esa distancia, 2 mil 053 kilómetros son ocupados por el Río Bravo como límite internacional y los 1,084 kilómetros restantes son cruzados por la línea divisoria terrestre al oeste de Ciudad Juárez, Chihuahua, excluyendo el segmento de 38 kilómetros en donde el río Colorado sirve como frontera internacional.
bgpa