La vida de Rogelio Mendoza Cerda ha estado ligada a los éxitos empresariales. Socio fundador de firmas como The Buzz Café, que en 2005 proyectaba la apertura de más de cien sucursales en todo México, le hacían ver un futuro prometedor.
Egresado de la UCLA donde estudió Economía y Finanzas en California, el lagunero, poseedor de una carismática personalidad, se abría paso en el mundo de los negocios; y así fue.
Desvinculado de las cafeterías, emprendió un nuevo negocio en la colonia Condesa de la Ciudad de México. El camino no fue fácil y dañado emocionalmente, al paso de los años regresó al origen, Torreón donde con el apoyo de familia y amigos como Sergio, inicia un nuevo proyecto: Innocent Coffee Roaster, una tostadora de café que busca dar la pelea con los mejores, en el competido mundo del café.
Sin embargo, el éxito empresarial tiene un lado que no se presume, ni sale en sociales y muchos prefieren mantener oculto de entrevistas de prensa. Pero Rogelio hoy con 48 años de edad, está consciente de su rol y reconoce que aún hay cosas que resolver y muchas metas que alcanzar en su vida, aunque para eso, se tenga que tocar fondo para poder resurgir.
¿Cómo es tu personalidad?
Soy una persona muy extrovertida, pero con sentimientos guardados. Reservado en mis afectos, pensamientos y filosofía de la vida. Sin embargo, dentro hubo un conflicto interno que fue creciendo hacia la adultez. Mi padre fue alcohólico, crecí con miedo a que las cosas me salieran bien; es cierto, no me faltó lo necesario.
¿Cómo era Rogelio de niño?
Fui un niño feliz. Era divertido, enamoradizo de las niñas de la escuela. Desde niño me gustaba hacer negocios. Lavar carros, bolear zapatos, vender las revistas de su mamá. No me motivaba el dinero, sino sólo la idea de hacer algo.
¿Tienes algún hobby?
Me gusta el trabajo. No he trabajado por recibir una paga al final de la semana. Lo veo como hobby, siempre con la idea de crear algo. Leo mucho. Me encantan las biografías de personajes históricos o personas de negocios; personajes como Alejandro Magno, Aristóteles Onassis, John F. Kennedy, Napoleón, entre otros. El conocer que fueron soñadores, productivos, cómo persiguen sus metas, cómo le hicieron para cambiar la historia.
¿Qué tanto han influido estos personajes en tu vida?
Mucho. Empecé a leer desde que mis papás iban a Soriana Colón al departamento de libros y revistas.
No tuve una niñez pobre, pero yo quería más y leyendo estas historias, empecé a ver que todo era posible. No hay imposibles en la vida, todo se logra siguiendo los pasos correctos.
¿Te identificas como una persona muy inquieta, que siempre está en la búsqueda de algo más?
Siempre fui curioso, siempre fui inquieto. No tengo tendencias depresivas, sino más bien soy un poco maníaco, tengo mucha energía, las ideas se me vienen muy rápido, siempre he querido más y más, y esto ha sido parte de mi personalidad y esto me gusta. Al ser extrovertido y con mucha energía, la gente me percibe como alguien muy seguro, pero no. Constantemente estoy dudando de mi capacidad. Yo sé que todo es posible, pero me veo al espejo en las mañanas y me veo menos de lo que me gustaría ser. Hay miedo tanto de que las cosas salgan mal como de las que salgan bien. Al crecer en un hogar disfuncional no te acostumbras a un bienestar constante. Estoy acostumbrado a luchar por las cosas que quiero, porque cuando llegan de repente y fácil, no me la creo.
¿Esto te ha ayudado a no caer en una zona de confort?
Claro. Con terapia y tras tocar fondo, encontré ese algo que me movía. Hoy acepto que tengo dones y capacidades como todos. Que me agradan y en vez de rechazarlas, las agradezco. Antes no era así. Incluso, tuve que actuar la parte del emprendedor exitoso y dinámico, aunque sí lo era, pero llegaba el momento en que tenía que actuarlo. Empecé a tomar alcohol y a drogarme para relajarme del estrés laboral y el mental y poder lidiar con el rechazo, no de la gente, de mi propio rechazo.
¿Identificas qué pudo haber influido en tus anteriores experiencias empresariales?
Me fue bien en The Buzz Café pero yo sólo hice cosas y me saboteé. Hubo cuestiones legales que yo no hubiera permitido si hubiera estado emocionalmente bien. Mi papá se suicidó cuando yo tenía 21 años, todo fue un tratar de escapar, pero llega el momento en que ni el alcohol, ni las drogas te pueden ayudar. En México puse un negocio en la Condesa que fue referente y ocurrió lo mismo. Todo lo perdí. Incluso pasé noches en un parque porque no tenía donde dormir, consumido por resentimientos, odios, es algo que no se lo deseo a nadie. La gente te trata de ayudar pero no quería. Es una enfermedad que vive en ti. Hasta que toqué fondo, y tuve una conexión espiritual con Dios en donde vi que tenía que cambiar. Entonces volví a Torreón.
¿Cómo ha sido ese proceso para retomar tu vida personal y empresarial?
Difícil. Cuando regresé a Torreón, mi madre falleció de cáncer a los pocos meses. Fue el reconstruirte de cero, ya que todo se cayó tras 43 años de mi vida. Empecé a reconstruirme sanando emociones desde niño, con ayuda psicológica, grupos de apoyo, abriéndome a aceptar ayuda de manera genuina. Me costó trabajo volver a decir que soy empresario, y esto es lo que me gusta ser.
¿Cómo se da este momento de análisis?
Voy al gimnasio, me levanto a las cuatro y media de la mañana; me pongo a orar y agradecer el día. Repaso mi agenda del día, permitiendo lidiar con mis miedos; es como una especie de ritual que al momento de vestirme, me convenzo de que sí es posible, y me digo al espejo que sí valgo y retomo fuerzas; conforme pasa el día y todo fluye, las cosas se tornan más fáciles. Hay muchos tabúes, vivimos en una sociedad y más con las redes sociales, que la gente dice que se la pasa genial, y el admitir que la has cagado o se ha hecho algo mal y se tiene problemas, cuesta trabajo y no se quiere aceptar.
¿Qué es lo que disfrutas de la vida?
El tostado de café es un hobby para mí. Comenzamos el negocio con cinco kilos y ahora tostamos 100 kilos diarios promedio. Hay momentos en que vengo a la tostadora, es como un templo para mi, prendo la máquina y me hago un expresso o un capuchino, tuesto café, leo. Me gusta caminar, realizo meditación profunda, no he sido una persona de hobbies. Soy una persona feliz. No me cansa el día. Uno de los hobbies que quiero tener, es reconstruir máquinas de expresso.
CALE