El obispo de Tula, Juan Pedro Juárez, celebró este sábado una homilía por el cuarto mes de la tragedia ocurrida en un campo de alfalfa en Tlahuelilpan, Hidalgo, donde estalló un ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) que era saqueado por pobladores de manera clandestina.
El templo de San Francisco de Asís, ubicado en el centro del poblado, lució extrañamente semivacío, en la misa se leyeron los nombres de las víctimas y se oró por la paz, tanto de los fallecidos como de sus familiares.
Durante la ceremonia, el sacerdote anunció que un grupo de profesionistas en psicología y psiquiatría emplearán sus vacaciones de julio para asistir a trabajar con las familias que viven el duelo por la pérdida de sus seres queridos.
Aunque el obispo llamó a la población a cerrar ciclos, entre los asistentes hay quienes aún se preguntan si el gobierno federal ayudará con los gastos funerarios y aunque consideran que “el gobierno no fue responsable”, piden que les aclaren si habrá ayuda o no.
"Nos van a ayudar con los gastos funerarios como dijeron o no. No queremos más que saber, sabemos que el gobierno no fue responsable de la explosión y por eso no exigimos nada, nada más que nos digan si van a dar lo que prometieron', dice el padre de un joven que perdió la vida en la explosión.
La funeraria que brindó sus servicios tras el fallecimiento de su hijo en el hospital de Lomas Verdes está cobrando le más de 13 mil pesos. "Nos dicen que si nos van a aportar, no nos lo han negado pero cada vez nos dicen que después y después, dice este hombre con la voz aún entrecortada.
Mientras tanto en la llamada “zona cero”, donde estalló el ducto de hidrocarburo el viernes 18 de enero, tres albañiles erigen ocho capillas en honor de las víctimas, a pesar que el dueño del predio no autorizó su construcción.
Unos pasos adelante, luce un conjunto de cruces que representan la memoria y el dolor aún vivo por las víctimas.
evl