A punto de finalizar el primer bimestre del año, en el municipio de Torreón ya se han registrado ocho casos de migrantes lesionados al intentar descender de los vagones del tren, y entre estos casos, una mujer falleció al ser mutilada por la maquinaria.
De los cientos de personas que llegan al municipio de Torreón como parte de su recorrido en busca de la frontera con Estados Unidos, la mayoría lo hace por medio del tren, ya que aunque es peligroso resulta ser gratuito para ellos y no hay forma de desviarse, sin embargo no los protege de asaltos, lesiones ni la muerte.
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La cifra parece alcanzar la de todo el año anterior, en enero el Centro de Día para Migrantes dijo haber tomado conocimiento de al menos diez personas lesionadas y fallecidas por este tipo de accidente, aunque en este 2024 se destaca la persecución que los mismos extranjeros han señalado por parte de las autoridades.
Trágico recuento
Es durante febrero cuando se registra el total de estos accidentes, el primero ocurrió el pasado miércoles 21, alrededor de seis migrantes, entre ellos un menor de 3 años, presuntamente fueron obligados por elementos de la Guardia Nacional, a bajar del tren en la colonia La Dalia, donde los migrantes terminaron cayendo a las vías lesionándose.
Fue Yeritza García y su hijo Josue quienes resultaron con heridas considerables, y aunque no ponían en riesgo su vida, si requirieron atención especializada ya que la mujer presentó una fractura en el hombro, mientras que el bebé requirió una saturación en la cabeza.
Seguido de este accidente, el lunes 26 de febrero ocurrió algo similar, un grupo de migrantes que iban llegando a Torreón fueron alertados por vecinos de la colonia Las Julietas sobre un presunto retén metros adelante.
En ese momento Emiliana y su esposo, Ángel, viajaban solos, desesperados por el aviso intentaron bajar cuando el tren comenzó a frenar y la mujer de 34 años resbaló del vagón,
Ángel intentó sostenerla pero no alcanzó y la mujer cayó sobre las vías del tren en donde perdió la vida. Tenían poco de haber comenzado su viaje a Estados Unidos y Emiliana estaba embarazada de dos meses, ambos viajaban desde Colombia en donde habían dejado a sus cuatro hijos; durante el trayecto había pasado hambre e injusticias, pero la muerte fue algo que no esperaban.
Aunque Ángel y otros migrantes comenzaron a gritar por ayuda, al arribo de las autoridades confirmaron que la mujer había fallecido, el hombre permaneció a un costado del cuerpo de su esposa hasta que los mismos policías le pidieron que saliera de la escena.
Ángel llevaba su mochila y una cobija que les había servido cubrirse del frío, sin embargo cuando los vecinos de la colonia le ofrecieron una silla la dejó ahí olvidada, buscando tener pila en su celular para comunicarse con su familia. “No puede ser”, fue lo primero que dijo Ángel cuando se sentó sobre una piedra, los mismos vecinos le ofrecieron un refresco y alcanzó a darle algunos tragos para luego volver a colocarlo en la tierra, y cuando le preguntaron que si había comido algo, lo único que pudo decir es que no quería nada, “necesito mi celular”.
El noveno se registró la madrugada del martes 27 de febrero cuando un hombre se golpeó en la frente y se lastimó el tobillo al caer del tren, él acompañado de su esposa fueron atendidos en un hospital de la ciudad para después continuar su rumbo.
El tren, una pesadilla
El tren es una pesadilla y la mayoría lo aborda con el respeto y cuidado necesario, el cual se vuelve más temible cuando los migrantes viajan con hijos a quienes deben poner principal cuidado para evitar una desgracia.
Víctor viaja con su esposa y sus tres niñas de 6, 4 años y 9 meses, han sido extorsionados, robados y víctimas de injusticias, también han sido testigos de accidentes donde personas intentaron alcanzar el tren, ellos que viajan en grupo con más de diez niños deben tener más cuidado y se han propuesto no tomar subir o bajar hasta que la máquina esté completamente detenida.
“Nosotros esperamos hasta que se estacione por completo, nosotros tenemos que esperar el tren, primero montamos a los niños y nos quedamos abajo hasta que todos estén a salvo, pero si nos ha tocado ver gente corriendo atrás del tren”, explicó Víctor.
Juan José y su tercer intento de llegar a EU
Juan José Ramírez García, de 32 años de edad de origen colombiano, es un migrante que busca la oportunidad de llegar al vecino país de Estados Unidos.
Suma ya tres intentos que hasta el momento solo tiene como resultado amargas experiencias por el riesgo que implica la travesía por territorio mexicano.
“Desde el momento en que te decides a salir de tu país de origen por los problemas que enfrentas en compañía de familiares, esposa e hijos, por no contar con empleo y salario digno, lo que da en consecuencia economía raquítica donde no te alcanza ni para cubrir las necesidades básicas, como muchas personas y con deseo de salir adelante nos aventuramos al “sueño” americano a sabiendas de que en el intento puedes perder la vida”.
Mencionó que en lo personal ya pasó por tres desagradables experiencias que lo dejaron marcado, pero la necesidad y carencias que pasan en su país es desesperante por lo que una y otra vez inicia el viaje hasta que logre su objetivo de internarse en tierras estadounidenses.
“Aún recuerdo mi primer salida de Colombia cuando tenía 21 años, no contaba con pareja y se me hizo fácil iniciar el trayecto al igual que cientos de personas que buscan una mejor opción de vida, por lo que con todas las ganas abordé el tren que se conoce como La Bestia sin saber el peligro que ello implica”.
Agregó que en el primer viaje y ya en el estado de Jalisco, se encontraba a bordo de un vagón cuando observó que varios de los migrantes lograron descender del convoy en movimiento con la esperanza de adquirir algo de alimento, no sin antes solicitar alguna moneda a personas que los quisieran ayudar en su trayecto.
Fue en ese momento que trató de hacer lo mismo pero desafortunadamente resbaló y cayó a la orilla de la vía ferroviaria ocasionándole fractura en su extremidad superior izquierda y lesiones en diferentes partes del cuerpo.
“Ya no seguí con el viaje y terminé en un hospital de la región donde luego personal del Instituto Nacional de Migración realizó el trámite para deportarme a mi lugar de origen”.
Ramírez García indicó que durante tres años desempeñó cualquier tipo de oficio con un salario muy por debajo de lo normal lo que le llevó a su segundo intento, sin lograr llegar muy lejos ya que en territorio de Guatemala, fue interceptado por un grupo de pandilleros quienes le propinaron severa golpiza y le despojaron de una cantidad equivalente a 10 mil pesos que había acumulado para solventar gastos en su trayecto.
“Hoy a tres meses de riesgo en la travesía y en la ciudad de Gómez Palacio tengo la esperanza de llegar a la frontera y esperar la oportunidad para ingresar a Estados Unidos, y más delante enviar dinero a mi esposa e hijo, y buscar la manera de reunirnos donde yo me encuentre ya que en Colombia no se puede llevar una vida digna”.
cale