Hace ocho años, Doroteo Hau Kuuk abrió “literalmente” el primer cenote en Homún, una comunidad maya que ante la caída de la industria del henequén ahora vive del turismo, pero desde hace tres años está bajo la amenaza de que comience a operar una megagranja con capacidad para engordar 49 mil cerdos, cuyas heces pueden filtrarse al acuífero y contaminar el ambiente.
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Ese caso está en análisis en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), a quien los mayas piden establecer criterios que impidan que la industria porcícola siga generando afectaciones.
“Antes de abrir este cenote hace ocho años, Homún era muy pobre; se acabó el henequén y para sobrevivir abrí éste que es el primero. Teníamos miedo de abrirlo, de estar dentro de uno, porque así nos dijeron nuestros papás: el cenote es sagrado. Pero tomamos la decisión porque realmente no había nada de trabajo”, narró Doroteo Hau.
Así se formó el primer grupo de ocho guías de turistas para visitar el cenote Balmil (lo que está escondido) de Homún; ante el éxito, otros pobladores abrieron 25 más, de los 175 que se estima existen en la comunidad; así comenzó a prosperar su pueblo.
“Ahorita hay más de 250 guías que viven del turismo y hay mucha actividad, ya hay hospedaje, quien renta los chalecos salvavidas, actividades en la noche donde venden cenas, panuchos, y qué significa eso, que hay una actividad aceptable. Antes no había farmacia, hoy tenemos dos, significa que tenemos un desarrollo”, por ello, los habitantes de Homún se oponen a que entre en operaciones la megagranja de la empresa Producción Alimentaria Porcícola (Papo).
“No estamos contra los empresarios que quieren poner su desarrollo en Homún, pero si el gobierno sabe que va a haber un desastre de nuestras aguas, del olor, del medio ambiente, entonces la culpabilidad de todo lo que está pasando aquí es del propio gobierno”, señaló Hau Kuuk.
En 2017, los habitantes vieron las obras de construcción de la empresa, pero les dijeron que se construía un camino; meses después, se enteraron por un reportaje que se trataba de una megagranja, cuyo cambio de uso de suelo fue autorizado desde octubre de 2016 por el entonces alcalde Enrique Echeverría Chan —de extracción priista—, sin el aval de la junta del cabildo.
“Se autorizó dentro de terrenos de Homún cercanos al centro del municipio y que forman parte de la Reserva Geohidrológica Anillo de Cenotes, que el mismo estado la declara así porque es la zona de la recarga de agua, igual que en esa misma zona está cercana la Laguna de Yalahua, que también es un sitio Ramsar, humedales de gran importancia a nivel internacional”, informó Orvelín Montiel, abogado de Derechos Humanos del grupo Indignación AC.
De inmediato formaron el grupo Ka’anan tz’onot (guardián del cenote) y realizaron una consulta, bajo los lineamientos del convenio 169 de la OIT, en la que 732 votaron contra la granja y solo 52 a favor. Ante el rechazo de la población, el cabildo revocó la decisión.
Al presentar un juicio, el Tribunal de Justicia Administrativo del Estado le concedió la suspensión a Papo para que siguiera construyendo; sin embargo, “en menos de 24 horas le otorga una suspensión para que puedan funcionar y operar”.
En octubre de 2018 la empresa comenzó a meter los cerdos en la granja sin terminar, pero la juez federal, cuarta de distrito en Yucatán, Miriam Cámara Patrón, ordenó la suspensión de operaciones en la granja.
La empresa sacó los cerdos de la granja en diciembre e impugnó la resolución de la juez Cámara Patrón, que fue atraída en noviembre de 2019 por la primera sala de la SCJN.
“Ya pasó un año desde que se otorgó la suspensión, obviamente desde que pararon las actividades de la granja. Pero hace poco la juez Miriam Cámara Patrón se declaró impedida de seguir conociendo del amparo, porque justamente la empresa haciéndose valer de una chicanada, nosotros la llamamos así, nombra como su representante legal al abogado particular de la jueza”.
Los abogados confían que con la decisión de la Corte se establezcan criterios para evitar proyectos que puedan provocar daños irreparables al medio ambiente y las comunidades.
ledz