Cocinar con ritmo, corazón y gratitud, el secreto del chef Fernando Barrales

Edición Fin de Semana

El maestro culinario recuerda sus orígenes humildes, los cuales le han llevado a que cada platillo sea una muestra de amor para sus seres queridos; sus mascotas y la música complementan su día a día.

Chef Fernando Barrales. (Melanie Torres)
Jesús Zavala
Puebla /

En el restaurante de La Noria hay mucho por conocer, pero sin duda sus platillos ya son un referente de la gastronomía poblana, lo cual ha llamado la atención de propios y extraños hacia el personaje cuyas comidas han satisfecho a los paladares más exigentes; se trata del chef Fernando Barrales, quien es digno de conocer a fondo.

Con un pasado humilde, Barrales atesora los primeros platillos que preparó en su infancia, los cuales eran elaborados con su esmero y cariño para su madre, quien era trabajadora doméstica y enfrentaba dificultades para cocinar en casa; sin embargo, cuando ella volvía al hogar, sabía que Fernando, el más pequeño de sus hijos, ya le esperaba con un plato de frijoles o alguna comida sencilla, pero con un gran sabor.

Por si fuera poco, el entonces joven estudiante faltaba a clases para trabajar a escondidas de su mamá y darle platillos sorpresas, además de apoyos económicos que significaban una gran ayuda para el hogar. No obstante, este tipo de prácticas fueron descubiertas por su madre, quien insistió en que Fernando debía aprender un oficio.

A pesar de tener un gran amor por la cocina, Barrales trabajó en taller mecánico; sin embargo, el destino tenía un camino trazado para Fernando con más sabor, pues al acudir al Mesón del Ángel descubrió que quería vivir regalando alegría a todos a través de la comida.

“Tuve la oportunidad de llegar a la cocina del Mesón del Ángel y al ver esos sartenes, esas planchas, esos cocineros, me dije: ‘De acá nadie me mueve’. Allí empecé a mis 13 o 14 años, y aunque mi horario era de 8 horas, permanecía hasta tarde porque quería aprender y era feliz con lo que hacía, como aquí en La Noria”.
El ahora consagrado maestro de la cocina se convirtió en un ícono culinario de Puebla. (Melanie Torres)

Los años transcurrieron y el ahora consagrado maestro de la cocina se convirtió en un ícono culinario de Puebla; no obstante, asegura que sus orígenes humildes y los principios que le heredó su madre no los olvida, por lo que siempre busca la forma de compartir todo aquello que la vida le ha dado.

Cenas navideñas, chiles en nogada, una mejor vida para su familia y hasta la preparación de alimentos para los más desfavorecidos, son una muestra de los actos de bondad que Barrales le brinda a la comunidad poblana, quien asegura le ha dado mucho.

Ante la incógnita de dónde viene su sazón, el maestro culinario explicó para MILENIO Puebla que “es algo que se trae, no se busca, solo se mejora. Todos pueden hacer cosas ricas o bonitas si las hacen con amor, deben buscar la constante de elaborar todo lo que desean con mucho cariño y desprendiendo un poco de sus emociones en cada proceso”.

Según Fernando, el desprendimiento de afecto y la gratitud hacia los demás los aprendió de sus mascotas: la perrita Laika y El Negrito, un perrito que rescató de la calle, pues le han dado su cariño y confianza durante años.

“Ese amor incondicional, ese corazón te lo entregan sin pedir nada a cambio, es una gran satisfacción. Son como de mi familia”, señaló Fernando

Además, apuntó que la naturaleza es una gran maestra, pues mientras cuida sus plantas y flores ha aprendido sobre la contemplación y respeto a los demás. Por ello, afirma que un día perfecto de descanso consiste en salir al jardín a cuidar sus plantas, compartir un momento de juego con sus mascotas, sentarse en el sofá a degustar de un buen mole al ver una de sus películas favoritas, entre ellas "Como agua para chocolate", ya que es la combinación perfecta para la relajación, meditación e introspección en la comodidad de su hogar.

Una pizca de música para la cocina

La pasión de este chef no se limita a la comida o sus mascotas, pues la música es algo que jamás puede faltar en su vida. “Hay sonidos, ritmos y melodías que siempre nos transportarán a momentos, recuerdos y escenarios distintos”, afirma Fernando, quien lleva consigo todo tipo de pistas que le ayudan a poner un toque melódico a su día a día.

“Mucha gente dice que se distrae, pero no, los compañeros de mi equipo de trabajo se sienten ambientados. Con música nos sentimos animados, inclusive cuando no hay, todos preguntan: ‘¿y la música? ¿no vino el chef? ¿están enojados?’, porque se hace un ambiente de fiesta”, apuntó.

Asimismo, la gratitud, pasión, humildad, respeto y el ímpetu de ayudar al prójimo son parte del legado que busca dejar a su alrededor. Desde las charlas con sus compañeros de trabajo a quienes insiste cuidar sus labores, respetar a los demás y jamás darse por vencidos, Barrales asegura que vivir con alegría y sin rencores es la receta perfecta para ser feliz.

“Piensas que esto es lo que te hace (la ropa), no, lo que te hace es tu manera de ser, tu manera de llevar tu vida”. Recordó que durante su carrera ha conocido a personas a quienes considera ángeles, pues le han brindado su apoyo.

“La honestidad, la confianza, el respeto y la dedicación son los elementos fundamentales para formarse como persona, porque para sobresalir también se debe recordar que tienes que dar oportunidades a el resto de la gente, rescatarla de un mal momento y no dejarla caer”, finalizó.
Chef Fernando Barrales, un referente de la gastronomía poblana. (Melanie Torres)

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