Doña Guille tiene una sonrisa que contagia, lleva más de 45 años cocinando – tiene 77– y es feliz de estar invitada a Tepoztlán, Morelos, para preparar sus moles que algún día conquistaron el paladar del Papa Francisco
En entrevista con MILENIO, Doña Guillermina Muñoz, de Contla de Juan Cuamatzin, Tlaxcala, pide apoyo y cariño en su tierra.
“Yo estoy orgullosa de mi trabajo y pienso seguir echándole ganas para seguir cocinando y viajando. Pero sí pido que me tomen en cuenta porque en Tlaxcala nadie me conoce… no soy profeta en mi pueblo y mejor ando recorriendo todos los estados de México con mis cazuelas (risas)”.
Guille es cocinera tradicional, además de artesana textil; en 2014 fue al Vaticano y cocinó para el Papa Francisco.
“Pues me llevaron, pero yo tuve que pagar mi boleto… porque ellos no me lo pagaron. Yo estaba entusiasmada de servirle el santo Papa, y le hice mole de fiesta: mole prieto con carne de cerdo y pipián; después me fui a Turín, en Italia, y me agarré con varias cocineras”, comentó entre risas, mientras enseña sus rebozos hechos a mano cuyos ingresos los usa para vivir.
Doña Guille es un tesoro de México, viaja por toda la república mexicana, la consienten, la quieren en las cocinas más famosas del mundo; ella no quiere que se pierdan sus recetas y todo el conocimiento que tiene sobre la gastronomía mexicana.
“Quiero hacer un libro con mis recetas, porque me voy a ir y a nadie le dejo nada, se van a olvidar y nadie las va a saber. Es mi anhelo hacerlo, espero lograrlo, pero nadie me hace caso ni me ayuda en Tlaxcala”.
Incluso, Doña Guille aseguró que el actual gobierno en Tlaxcala la despidió después de 27 años de trabajar en el Instituto Tlaxcalteca de la Cultura.
“Me despidieron sin un quinto, sin nada. Yo daba clases de bastidor, hacíamos suéteres, bufandas, pero entró el nuevo gobierno y me sacaron”.
¿En dónde reside la magia de su cocina?
En el cariño, el entusiasmo y el amor que usted va a preparar la comida. Me persigno en nombre de Dios padre, hijo y el espíritu santo, pido que sus manitas poderosas me den para sazonar mi comida; es lo más bello. No solo es encender un fogón, se le tiene que pedir a Dios el fuego de la luz para que se encienda rápido y entonces es lo más bello, es lo más bonito que queda de mí. Estoy muy orgullosa de cocinar y dejó un pedacito de mi corazón en cada platillo.
Doña Guille cocinó para TepozRosa, una Asociación Civil (sin fines de lucro), cuya labor es organizar campañas de detección oportuna de cáncer de mama, que organizó una comida en el hotel boutique Casa Fernanda en Tepoztlán, Morelos, con el fin de recaudar fondos.
Entre los platillos que preparó Doña Guille en este evento fueron la sopa tlaxcalteca, los nopales, la flor de calabaza, quintoniles, un guisado de chicharroncitos y habas en caldo, y el pulque.
“Cada cazuela que hago la cocino con mucho cariño, si no publico las recetas en un libro se van a perder y sería muy triste. Todo lo hago con mucho cariño”, finalizó Doña Guille, de origen náhuatl, quien busca apoyo, más allá del discurso oficial, que hasta ahora, la ha abandonado en Tlaxcala. _
“Yo estaba entusiasmada de servirle el santo Papa, y le hice mole de fiesta”
jk