Cada día es más común conocer a personas preocupadas por el bienestar animal, pero ¿en realidad te importan tanto como para cambiar de dieta? De dar un paso más y volver cada comida un acto de rebeldía, de resistencia ante el maltrato animal; es aquí donde el veganismo y el vegetarianismo se vuelven las dietas que más que un fin estético, son parte de un planteamiento ético ante la vida.
Por un problema de salud en el año 2014, Enrique Romero fue obligado a cambiar de dieta para evitar una enfermedad que lo llevaría a la tumba; con esto en mente se comprometió con el veganismo.
"Nadie te enseña a ser vegano, tienes que irlo aprendiendo sobre la marcha, al principio yo no sabía qué productos son veganos, no estaba familiarizado con el tema de los cosméticos, con los zoológicos, poco a poco fui leyendo, aprendiendo, viendo vídeos, la verdad es que internet y las redes sociales han sido un gran maestro", comentó Enrique.
"La ignorancia es temeraria", destacó al hacer hincapié en que muchos de quienes desconocen de la gran variedad de platillos que se pueden hacer con productos de origen no animal, suelen plantear que llevar esta dieta es condenarse a comer únicamente ensaladas. Nada más lejano a la realidad.
En el caso de Enrique, en sus inicios como vegano aprendió mediante prueba y error con distintos ingredientes para lograr los sabores y las texturas de los platillos "comunes", menester al que le entendió muy bien y después de muchos años de compartir sólo con los amigos sus platillos, abrió en el Barrio de Santiago, Rincón de Tacotlán.
"El Rincón de Tacotlán es un restaurante de comida libre de origen animal, lo que intentamos es ofrecerle a la gente una opción de lo que está acostumbrada a comer, los mismos guisos de la comida mexicana pero sin nada animal", sintetizó el concepto de su proyecto.
Ofrecer comida vegana representa varios desafíos, uno de ellos es la textura. Así resumió este reto: "¿Cómo igualar la comida para que los omnívoros entren, prueben y no noten la diferencia entre sabor y texturas?".
Pero El Rincón pasó de ser solo un restaurante a un nodo de intercambio cultural. "Quique", como le dicen quienes lo visitan con frecuencia, hizo de este sitio un nodo de intercambio de conocimiento y productos veganos, "no es nada más venir a comer, es venir y crear una comunidad".
Pero no solo se trata de un negocio, para Quique se ha vuelto una postura ética, "no conozco a un animal que quiera morir, si no quieren morir ¿por qué no respetar su vida?", finalizó.
CHM