Son incontables los platillos y postres que surgieron en los monasterios o conventos gracias a las habilidades culinarias e ingenio de las monjas, tal es el caso de la jericalla, un dulce típico muy popular en México y otros países de Centroamérica que conquista cualquier paladar por su sabor y textura, pero eso no es todo porque su origen es fruto de una curiosa historia.
Al igual que los borrachitos, las obleas o las charamuscas, la jericalla es una preparación que data de hace más de 100 años. Aunque no se sabe con exactitud en qué lugar comenzó a prepararse, se le atribuye su origen a la ciudad de Guadalajara.
Según la página del gobierno de México, la jericalla se creó durante el siglo XIX en el Hospicio Cabañas en Guadalajara, y desde entonces su popularidad fue en aumento hasta llegar a otros estados. Si quieres saber más sobre este delicioso manjar, aquí te contamos de qué está hecho y cómo se prepara.
Un poco de historia
El nombre del postre está inspirado en el pueblo de Jérica, ubicado en la región de Valencia en España. De acuerdo con la versión oficial, la jericalla fue obra de una de las monjas del Hospicio Cabañas que se encargaba de cuidar y alimentar a los niños huérfanos.
La monja tomó todos los ingredientes, los mezcló y los metió al horno; sin embargo, estaba tan apresurada atendiendo al numeroso grupo de niños que olvidó que el postre se estaba cociendo, por lo que una vez que lo sacó del fuego notó que éste se había casi quemado de arriba, y así es cómo se creó la jericalla, con ese toque crocante en la parte superior y una consistencia blanda en el interior.
Ingredientes y cómo se prepara la jericalla
Así como su historia, también existen diferentes formas de prepararla, esto depende de la región. Pero usualmente se elabora con leche, azúcar, huevos, canela y vainilla, algunos le agregan fécula de maíz.
De acuerdo con Larousse Cocina, lo primero que debes hacer es hervir la leche con la canela y agregarle el extracto de vainilla. Mientras tanto bates suavemente las yemas con el azúcar, lo cual después debes mezclar con la leche y tres cucharaditas de fécula de maíz.
Viertes la preparación en unos moldes o refractarios que deberás poner en baño María por alrededor de media hora o hasta que estén bien cocidas; para dorar la parte superior puedes usar un soplete o, bien, el asador del horno.
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