Manos a la pasta

Entrevista | Alejandra Gutiérrez y Jean-Marc Pariente, Pastificio

Todos los días preparan pasta fresca y usan ingredientes de temporada para hacer, por ejemplo, el relleno de los ravioles y las salsas que también venden.

La dupla ofrece clases de cocina al menos una vez al mes. (Especial)
Martina Spataro
Ciudad de México /

A veces las cosas son resultado de una serie de casualidades que parecen tener una agenda oculta. Por lo menos así lo parece la historia de Pastificio, un proyecto de pastas frescas de gran calidad. Alejandra Gutiérrez Fernanda, una chef con pasión por las masas, y Jean-Marc Pariente, un ingeniero de sonido que heredó un gran amor por la comida italiana, son las personas detrás del negocio.

Por caminos diferentes, los dos se dieron a la tarea de empezar a hacer y vender pasta: Ale por su cuenta, después de haber trabajado en el café Niddo, y Jean experimentando junto con una amiga, después de haber tomado un curso en Italia. Un día Jean recibió un mensaje de su colega, era la cuenta de Instagram de su competencia. “Pensé que sería bueno platicar con ella para ver qué estaba haciendo. Le escribí y me contestó”, dice Pariente.

Se tomaron un café y ese mismo fin de semana, hace 6 meses, decidieron que querían hacer pasta juntos. “Creo que lo que une o define a este proyecto son las ganas de regresar a lo manual y desarrollar las cosas con las manos. No hay nada más satisfactorio que hacer un platillo delicioso y generoso con solo tres o cinco ingredientes”, platica Gutiérrez.

UN UNIVERSO DE MIL FORMAS

Las pastas de gran calidad en CdMx suelen ser muy caras y de porciones pequeñas comparadas con las de Italia, señala Jean —que come pasta casi todos los días—. “En un inicio este platillo era la comida de los pobres porque solo se necesita agua, harina y, a veces, dependiendo de la pasta, huevo. La idea es compartir ese sabor y ambiente casero”, explican los dos. Y es que no hace falta ir a un restaurante para comer un manjar.

Las harinas que usan, la de sémola y la de trigo, las traen desde Nápoles para garantizar una calidad increíble. Este proyecto redefine lo que muchos conocemos como “pasta”, porque te lleva a explorar nuevas geografías; hay mucho más que solo el espagueti a la boloñesa o puttanesca. Las pastas son un universo de miles de formas, tamaños, consistencias, rellenos, salsas y sabores.

CARIÑO Y DEDICACIÓN

Todos los días preparan pasta fresca y usan ingredientes de temporada para hacer, por ejemplo, el relleno de los ravioles y las salsas que también venden. Por lo pronto, los pedidos se realizan desde tu domicilio, pero en un lapso de tres meses, Pastificio tiene pensado establecerse en un local para vender sus productos y ofrecer tres tipos de pasta al día para comer ahí.

Además, por lo menos una vez al mes organizan clases de cocina para que las personas puedan hacer su propia pasta desde sus casas. Los menús de las clases cambian e incluyen una copa de vino. Es un plan genial para ir acompañado.

Pastificio es un espacio de creatividad. Lo usan para probar nuevas recetas, moldes y pastas. Gutiérrez y Pariente cocinan con cariño y dedicación; se nota en el sabor de sus recetas. Aunque lo hacen todos los días, se sorprenden y emocionan como la primera vez. La frescura de su proyecto deriva, tal vez, de la presencia que exige el oficio. Dialogar con los ingredientes sin despistes, para que la consistencia, forma y color sea la adecuada.

ADEMÁS

PEDIDOS

Para hacer tus pedidos contáctalos a través de Facebook o Instagram: @patificiomx. Solo necesitan un día de anticipación para preparar tu pasta.

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