Los festejos patrios son un pretexto para descansar, pasar tiempo en familia, pero, sobre todo, comer. El día que conmemora el inicio de la Guerra de independencia es comúnmente acompañado por ostentosas cenas que amenizan el paladar, sin embargo, esas recetas han trascendido por generaciones pues desde indígenas hasta emperadores degustaron de los platillos emblemáticos de las noches mexicanas.
Pozole
Proveniente del náhuatl pozolli, de tlapozonalli, que significa espumoso, el famoso pozole era consumido mucho antes de la conquista española por el mismísimo emperador Moctezuma, quien lo ofrendaba al Dios Xipe Tótec, señor de la fertilidad y la regeneración del maíz y la guerra.
Aunque, el pasado de este platillo típico es un tanto turbio, pues según recetas recabadas por los frailes españoles, después de la conquista, se menciona que la fórmula gastronómica estaba integrada con carne humana, con la cual se cocía el maíz; otras versiones mencionan que no era carne humana sino de perro, de raza xoloitzcuintle, el cual era domesticado y cuidado para el consumo humano.
Mole
Derivado de la palabra mulli que hace referencia a salsas hechas a base de chiles y especias, investigadores han hallado que los indicios del mole, en su forma original remonta a los años previos a la conquista.
Los indígenas mezclaban varios chiles con semillas de calabaza, hierba santa y jitomate para crear una salsa a la que denominaron mulli. La mezcla normalmente era acompañada con carne de guajolote, aunque también se utilizaba carne de pato o armadillo en ceremonias como ofrenda a los dioses.
Sin embargo, con la llegada de los españoles a México, la receta sufrió modificaciones gracias a la implementación de nuevos productos como la pimienta negra, anís y la canela, además en el caso de la proteína, se comenzó a incorporar el pollo, res y puerco para su preparación.
La gran variedad de moles existentes en la actualidad son a causa de la fusión gastronómica que sufrió el país durante la conquista, entrelazando sabores europeos y prehispánicos.
Chiles en nogada
Una de la versiones del origen de este platillo infaltable durante los festejos patrios, remonta al Virreinato de la Nueva España cuando la corte solía celebrar las ocasiones importantes con banquetes abundantes de al menos 14 tiempos. La monjas eran las encargadas de la reportería, mismas que decían inventar un plato en cada ocasión para hacer sentir especial a sus clientes, invenciones que trajeron como resultado el conocido Chile en Nogada.
Según el arqueólogo Eduardo Merlo, coordinador de arqueología en el Instituto Nacional de Arqueología e Historia (INAH) de Puebla, luego de la lucha de independencia y tras haber proclamado el Plan de Iguala, Agustín Iturbide llegó triunfante a Puebla por lo que, por motivo de su cumpleaños, las monjas tenían preparado un festín para quien fuera proclamado el primer Emperador de México.
Las monjas de aquel entonces, utilizaron una receta ya existente del Chile en Nogada sin embargo agregaron salsa de nuez de castilla, para darle el color blanquizco; perejil para otorgar color verde; y granada para incorporar el rojo, incorporando así los colores de la bandera de las tres garantías.
JASJ