Lo primero que llegó a la mesa fue el pan; parece algo normal que pasa en cualquier restaurante, pero es que las rebanadas de masa madre con el aderezo de betabel y queso de cabra que preparan en Mentór va mucho más allá de una simple canasta en medio de la mesa.
En el segundo piso del Hotel St. Regis se abre un espacio con un claro ambiente griego; es como llegar a una terraza en alguna de Mykonos, en Grecia: tonos ocres, enredaderas verdes colgando del techo con luces, y una pared con esculturas y objetos representativos de la cultura helénica.
La distribución de las mesas son ideales para ir en grupos pequeños o grandes, sin sentir que el sitio está lleno; además del salón principal, hay una terraza con vista a Paseo de la Reforma que en estos días soleados se agradece.
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Mentór es un restaurante en el que están asociados Grupo Fishers y George Konstantinou, que después del éxito del popup Poema, hace un par de años de la colonia Condesa, decidieron instalarse en este espacio que recibe a los huéspedes del hotel que vienen de muchos países, y a los comensales mexicanos que van a adorar los platillos de los chefs George Tsitsoulis y Dimitris Sakkas.
En entrevista con MILENIO, Dimitris Sakkas habló de cómo nació Mentór:
“Yo siempre quise ser chef ejecutivo de un restaurante griego en otro país; estuve en el proyecto de Poema, y desde entonces teníamos la idea de abrir un sitio así, porque estábamos seguros de que los mexicanos lo iban a amar. Llevamos un año trabajando en este proyecto, que finalmente se inaugura oficialmente este 6 de marzo”.
El menú de Mentór no es muy largo, afortunadamente, y muy bien elegido; hay para diferentes gustos, platos muy tradicionales, otros más internacionales, pero todos con el toque griego.
Ensaladas, por supuesto la típica griega, y otras tres; entradas frías, entradas calientes, pastas y risottos, platos fuertes, mariscos, guarniciones, pan y postres. Así de claro.
Eso sí, los nombres de algunos platillos son complicados de pronunciar, pero al hacerlo correctamente uno se siente muy políglota.
“Cuando creamos el menú, inicialmente pensamos en hacerlo cien por ciento griego, con ingredientes traídos de allá, pero en el caso de algunos quesos, por ejemplo, es muy complejo; así que decidimos adaptar las recetas y usar ingredientes griegos y locales. Al principio fue complicado, pero ahora estamos muy cómodos con el resultado de los sabores y los platillos. El resultado son platillos que me recuerdan a casa de mi abuela. Lo hicimos muy bien”, confirma el chef Sakkas.
Sabores mediterráneos
La elección del día es un risotto de betabel con crema de queso de cabra, higos y vinagre balsámico, y las Patates tiganites, unas papas a la francesa cubiertas de un fondue de queso de cabra. El primero es un sabor y una textura que no había probado antes; fue el favorito de la tarde, sin duda.
Como plato fuerte, una tradicional souvlaki —una brocheta de puerco al carbón con tzatziki, pan pita y cebolla, originario de Thessaloniki, como el chef Dimitri— del tamaño perfecto para probar una buena proteína al más puro estilo de tierras helénicas. También llegó un mpifteki, una mezcla de carnes a la parrilla rellena de queso ahumado y feta; un sabor diferente al paladar, fuerte pero muy agradable.
Las recomendaciones también se enfocan en el Kritharoto, que es pasta orzo con camarones, ouzo —licor anisado griego—. Para los amantes de los mariscos el menú es muy atractivo: hay una variedad de pescados griegos, king crab, langostinos, langosta y camarones tigre. Un manjar a elegir.
Para el chef Dimitri, su platillo favorito “no es tan conocido internacionalmente, pero es muy tradicional: es gemista, son pimientos baby rellenos de arroz, crema de papa y gel de jitomate. Me recuerda tanto la cocina de mi mamá”.
Uno de los favoritos de los comensales mexicanos, “el rack de cordero al carbón con jugo de limón y berenjenas baby; también el tzatziki y la ensalada griega”, asegura el chef.
Habrá que volver a probarlo, porque ya vamos por el postre: el tradicional baklavas, servido con helado de mastiha —una hierba de un árbol originario de la isla Quíos con la que se produce un licor del mismo nombre—; otro sabor nuevo al paladar.
Baile y buen ambiente
Lo mejor de Mentór es que los platillos se complementan con el ambiente arquitectónico y también del espíritu, la sensibilidad y la alegría de los griegos; todos los jueves hay música tradicional griega, baile y hasta se rompen platos. “La comida y el ambiente harán que se sientan como en Grecia”. Y es que la oferta de cocteles y bebidas con licores tradicionales y la mixología también con destilados mexicanos completan la experiencia.
evt