Para Diana Morlan la experiencia de llevar la creatividad que materializa en cada uno de sus diseños y que conjunta con el trabajo de artesanos chiapanecos y oaxaqueños al Fashion Week de Nueva York, fue la oportunidad de revelar “el arte, la cultura y las raíces que nos distinguen como mexicanos”.
Tras la emotiva experiencia que vivió en el Sony Hall al presentar su colección Flor de cactus, la cual cual se integró por 10 piezas — que segmento en tres bloques, el primero Pret a porter o ropa casual elegante; el segundo, Alta costura, que son vestidos de cóctel; y el último, integrado por 4 vestidos de novia estilizados, elegantes en sedas–, la diseñadora compartió a MILENIO lo que representó la noche de su desfile.
“Haber llegado a Fashion Week Nueva York representa una gran oportunidad, es un evento significativo en mi carrera, ya que es un escaparate global, donde se puede presentar una colección dirigida a un público amplio, a un público que no conoces, ni te conoce; en el que hay críticos de moda, compradores, influencers y medios que esperan propuestas innovadoras, por lo cual también se convierte en una gran plataforma para tu propuesta porque se establecen conexiones valiosas en la industria de la moda”.
Aún con la emoción por haberse presentado en una de las principales capitales de la moda, la diseñadora destacó que lo principal fue revelar la sensibilidad de los artesanos textiles, con quienes trabaja desde hace 11 años, en el taller que montó hace 20, el cual se ha convertido en su sede creativa.
“La pasarela fue un espacio donde la expresión de los artistas textiles y creativos unimos en una sola imagen nuestro amor por la cultura, por nuestras raíces dejando huella de la moda mexicana contemporánea”.
Para Diana es la segunda ocasión que lleva su propuesta a un Fashion Week; antes de Nueva York estuvo en Milán, pues como parte de sus objetivos, desde que se inició en el diseño, fue proyectar su creatividad y la de los artesanos con los que hace sinergía, a nivel internacional.
“Cualquier diseñador se pone metas y tienen que ser muy claras, en el caso de que éstas apunten a una plataforma tan importante como el Fashion Week; sobre todo cuando se trabaja con artesanos textiles porque se pueden malinterpretar.
“Sin embargo, en las plataformas internacionales he encontrado la oportunidad de que el mismo México observe y valore lo que tiene como cultura textil, a sus artesanos y diseñadores mexicanos; de ahí que sigo aferrándome a hacer cosas con artesanos y tejedores mexicanos para mostrar al mundo ese trabajo”.
Colección permanente
Como parte de su labor diaria, la diseñadora tiene una colección que va enriqueciendo con sus creaciones y los trabajos textiles que hacen con los artesanos chiapanecos y oaxaqueños.
“Desde hace 20 años decido tener el estudio de proyectos de modas con el proyecto de artistas textiles de diversas comunidades y elegimos trabajar con gente de Juchitán, Oaxaca y Chiapas porque es la gente que constantemente está creando en su vida cotidiana, tanto en los bordados como en los telares artesanales. Fusionamos diseño de modas con arte textil mexicano en una colección permanente que se llama Vestidos que cuentan historias, la cual se enriquece día a día. Lo que pretendo como diseñadora es dar a conocer el arte textil, la cultura, las vivencias de las comunidades por qué eligen un color, que a veces tiene que ver con la parte económica o el temporal”.
En dos décadas las satisfacciones de crear prendas “a la medida, porque así empecé y así seguimos”, han sido muchas; sin embargo, la diseñadora precisa que a través de su labor ha tenido la posibilidad de proyectar su pasión a gran nivel.
“El diseño me ha abierto caminos, es mi vida, mi día a día, mi pasión constante y gracias a eso he tenido contacto con gente muy importante y he tenido la suerte de aprender y conocer mucho del arte textil que es fundamental en nuestra cultura”.
AJR