La tradición de Día de Muertos llegó al hotel Mondrian. Una colorida ofrenda con todos los elementos que marca la costumbre oaxaqueña, maíz, veladoras, pan, cempasúchil y un buen mezcal, distribuidos en los 7 niveles que representan los niveles del Mictlán —el viaje espiritual del alma desde el inframundo hasta la resurrección – acaparan las miradas de los huéspedes y también de los visitantes al ingresar al inmueble y ver el altar.
Las veladoras del altar alumbran el camino de las almas que regresan a sus casas, es la creencia de la festividad mexicana, que El Charro González, quien fue otro de los protagonistas de la presentación, se ocupa de pregonar como parte de su labor de difundir la cultura nacional.
Acción que Luis Mor supo materializar en la infografía que presentó y en la que a detalle y de una manera precisa comparte el significado de cada uno de los elementos de lo que él llama “Una tradición viva”. Los lugares más emblemáticos, la trascendencia cultural, los días del festejo y tributo a los muertos.
“La base de esta infografía es explicar cada elemento de la ofrenda y festividad de Día de Muertos”; dijo El Charro mientras los visitantes no dejaban de admirar la ofrenda que montó Mezcal Oro de Oaxaca.
Como parte del concepto que se creó para honrar a los muertos durante la tarde de presentación, Debora Holtz presentó su libro “02.11. Día de Muertos. Una celebración de la vida y la muerte”, y por espacio de una hora compartió su visión de lo que es la festividad y cómo se ha ido desarrollando con el paso del tiempo.
Como parte de la escena de la festividad de noviembre también se observa un Mexicraneo, el cual al igual que la ofrenda puede ser apreciado durante una semana más en Mondrian.
En la cita mientras los meseros ofrecían cócteles con la bebida típica oaxaqueña o pan de Ramona, cuyos colores, naranja y café, se uniformaban con la intensidad del cempasúchil; los invitados escuchaban la tradición oaxaqueña respecto a cómo se debe montar un altar; y los huéspedes extranjeros eran atraídos por el colorido del altar y el aroma que despedían las flores.
AJR