La historia de Carlos Acevedo, guardameta de Santos Laguna, no es como cualquier otra, pero sí comparte ese sueño de alguien por alcanzar un objetivo que de niño colmó su cabeza. Ese deseo de convertirse en quien admira, la idea de algo que parece imposible y que a la vuelta de los años es mucho mejor que eso.
- Te recomendamos Así era Carlos Acevedo como aficionado antes de ser portero de Santos Club Santos
A Carlos lo marcaría un hecho lamentable, pero fue, de alguna manera, la llave que marcó su retorno a la línea que había seguido en su afán por convertirse en futbolista profesional. Aquel accidente que en 2014 tuvo el equipo Sub 17 de Santos Laguna, fue la causa de que lo requirieran de nuevo en el club albiverde, del que se había alejado por un tiempo.
Comienzo
Aquel chico que soñaba con ser como Oswaldo Sánchez, tuvo la inspiración desde niño para iniciar en el futbol, deporte que practicaba en el colegio y que a los 10 años decidió probar de manera formal con los equipos menores de Santos Laguna.
Uno de sus entrenadores en el colegio lo recomendó para asistir a las visorías de Club Santos, durante 5 años permaneció en fuerza básicas, pero nunca fue considerado para los viajes a torneos.
Su físico se convirtió en el principal obstáculo, pues talento como guardameta lo tenía, sólo que su estatura baja le impedía ser tomado en cuenta por los entrenadores para juegos importantes, no contaba con los parámetros de un arquero, simplemente no lograba alcanzar el travesaño.
Sin embargo, grandes eras sus deseos y ganas de sobresalir, que se esforzó por ser confiable en sus atajadas, nunca se echó para atrás, luchó en cada momento, en cada entrenamiento con tal de demostrar que podía desempeñar la posición.
Siempre fue de los primeros en llegar a los ensayos, ya que su madre era quien lo trasladaba. Fueron momentos complicados, ya que al no ser incluido en los viajes un día su mamá lo recogió y con ella se desahogó por ese sentimiento al no ser requerido para abordar el autobús con el resto de sus compañeros. Simplemente no lo tomaron en cuenta y con lágrimas en los ojos lamentó no estar con el equipo.
A los 15 años decidió dejar Santos Laguna, porque había perdido la ilusión de seguir jugando, quería regresar a la vida normal, tener una vida social, salir con los amigos y así sucedió durante un año aproximadamente. Carlos se relajó y sin darse cuenta dio el estirón, su físico cambió y del 1.60 pasó a 1.77 metros de estatura.
Un día, al asistir al Estadio Corona, ya como aficionado para presenciar un partido, ahí se encontró de nuevo con quienes fueron sus entrenadores en Santos, quienes sorprendidos por el cambio en su físico le propusieron iniciar el proceso en la categoría Sub 17. Carlos no había olvidado ese sueño de ser futbolista profesional, así que no fue difícil convencerlo, así que probó suerte durante una semana y finalmente fue incluido en la plantilla Sub 17 como tercero.
Era como un sueño que se prolongó por espacio de 6 meses, durante los cuales pudo entrenar con el primer equipo de Santos. Ahí conoció a Oswaldo Sánchez, a Juan Pablo Rodríguez, sus ídolos y eso alimentó su deseo de continuar y luchar por un puesto.
La baja
Al cabo de 6 meses, a pesar del esfuerzo y entrega, en un recorte que se hizo en la categoría, Carlos Acevedo fue dado de baja. Un duro golpe para ese muchacho que había dejado los estudios por seguir en el balompié. Eso lo hizo madurar, centrarse en otros aspectos de la vida, visualizar objetivos.
En la escuela había ganado una beca del 90 por ciento para estudiar en la Universidad Anáhuac de Monterrey, su propósito era convertirse en médico como sus papás, había que replantear ciertas ideas en su cabeza, establecer el rumbo de su vida, sabiendo que su corazón estaba en el futbol. Había probado mucho más de lo que cualquier joven de su generación en fuerzas básicas, el contacto con futbolistas de renombre, siendo aconsejado por un ícono en el arco como Oswaldo Sánchez.
Llamado del destino
Así continuó hasta que un día recibió la llamada de Santos Laguna, lo estaban invitando de nuevo por una emergencia y es que el 12 de enero de 2014, tras cumplir con su partido de la jornada 2 ante Cruz Azul del Clausura 2014, a la altura de Cuencamé, Durango, se accidentó el autobús donde viajaba el equipo Sub 17, resultando varios jugadores con fuertes lesiones, entre ellos dos guardametas, uno de ellos Joel García.
La propuesta que le hicieron a Carlos fue cubrir el arco el resto del torneo solamente. Aunque su madre no estaba de acuerdo con su regreso, después de todo lo que había pasado su hijo, Acevedo dio el sí y se las arregló para convencer a sus padres y así tuvo ese retorno.
Al terminar los seis meses, su sorpresa fue que su nombre estaba en la lista de jugadores que subirían al equipo Sub 20, no dudó en continuar y eso le ayudó a tener más ritmo, adquirir confianza, experiencia.
La titularidad
Después de avanzar en octavos, en un entrenamiento, al bajar a la cancha se resbaló y se lastimó una rodilla. No jugó la semifinal de ida, para la vuelta viajó lastimado y como de película, se lastimó su compañero durante el partido, pero aún así Santos ganó en Coapa. Carlos tuvo que jugar la final estando lastimado. En el TSM aguantó el dolor, se ganó a Tijuana y al pagar la visita, Santos ganó en penales.
Poco después Santos lo nombró tercer portero del primer equipo, luego estuvo detrás de Agustín Marchesín y como suplente de Jonathan Orozco. Mejores maestros no pudo tener desde Oswaldo.
Así, en 2016 debutó en la fecha 6 de visita ante Cruz Azul y en Copa debutó ante las Chivas. En el actual torneo Guard1anes 2020, tras la partida de Jonathan Orozco a Tijuana, pese a la llegada de Gibrán Lajud, Carlos Acevedo se ganó la titularidad, ha respondido mejor de lo esperado, atajando penales a Jonathan Rodríguez y José Juan Macías, además de otras importantes intervenciones.
RCM