El presidente Andrés Manuel López Orador, su homólogo de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, "condenan" el ataque a las sedes de los tres Poderes en Brasil por parte de partidarios del ex presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, según un comunicado conjunto difundido este lunes desde México.
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"Estamos del lado de Brasil mientras defiende sus instituciones democráticas", señalaron los tres gobernantes, al tiempo que destacaron su disposición a "trabajar con el presidente (Luiz Inácio) Lula (Da Silva)". Los tres dirigentes participan de una cumbre que se extenderá el lunes y martes en Ciudad de México.
Más temprano, el presidente López Obrador calificó estos hechos ocurridos el fin de semana en Brasilia como un “intento fallido” del conservadurismo brasileño de dar un golpe de Estado al nuevo gobierno.
Criticó que como en el caso de Perú, el pueblo elija a su presidente y una minoría por intereses económicos o políticos quiera impulsar una destitución.
“Creo que fue muy buena la respuesta y que fue un intento fallido de parte del conservadurismo brasileño porque fue muy buena la solidaridad internacional, y eso es lo que se debe de promover, fomentar, no quedarnos callados”, señaló.
Incluso, celebró que prácticamente todos los países del continente y de otras partes del mundo hayan condenado la violencia vivida.
Y consideró que en américa latina se debe estar pendiente de frente a este tipo de manifestaciones del sector conservador.
La declaración de los mandatarios se suma a una serie de apoyos que se han manifestado a favor del actual gobierno brasileño, luego de que ayer miles de seguidores del ex presidente, Jair Bolsonaro, invadieron las sedes administrativas ubicadas en Brasilia.
Los ataques surgieron luego del descontento de los ultraderechistas tras el resultado de las elecciones presidenciales brasileñas, donde Lula da Silva obtuvo la victoria ante Bolsonaro.
El ahora ex presidente brasileño no estuvo presente en la entrega de mando de Lula da Silva, decidiendo viajar a Estados Unidos, donde todavía se mantiene.
Lula reanudó su actividad el lunes en el Palacio presidencial de Planalto, mientras llovían sanciones y arrestos al día siguiente de las invasiones de las sedes del Congreso, el Poder Ejecutivo y el Tribunal Supremo por parte de cientos de simpatizantes de Jair Bolsonaro.
La situación en Brasilia fue considerada por algunos integrantes de la comunidad internacional como un ataque a la democracia de grupos golpistas, los cuales iniciaron sus agresiones en el Congreso brasileño.
El ataque recuerda al caos que ocurrió en Estados Unidos hace dos años, cuando seguidores del entonces presidente Donald Trump, cercano a Bolsonaro, invadieron el Capitolio, provocando la pausa en la ratificación de la victoria que tuvo Biden en los comicios presidenciales de 2020 en esa nación.