Las bestias apocalípticas de Robert Sarah: la ideología gay y el socialismo

Aliado de los mexicanos Norberto Rivera y Juan Sandoval Íñiguez, el papable africano es uno de los favoritos del ala conservadora de la Iglesia católica.

El cardenal Robert Sarah ha defendido la doctrina católica tradicional. | Diseño: Mauricio Ledesma
Ciudad de México /

El cardenal Robert Sarah, originario de la República de Guinea, es un africano orgulloso de ser africano que convoca a los obispos africanos a defender “la unidad de la fe” frente a “quienes tienen como única obsesión complacer a los lobbies occidentales”.

Pero eso no lo hace de alguna forma amigable para la conjugación de los ritos católicos con formas culturales africanas o de cualquier otro lado: “Estamos introduciendo elementos africanos y asiáticos en la liturgia, distorsionando así el misterio pascual que celebramos”, advierte en su libro The Power of Silence (El poder del silencio, 2017).

“Nuestras liturgias son a menudo demasiado banales y demasiado ruidosas, demasiado africanas y menos cristianas. Tenemos muchos bailes, muchos aplausos, pero ¿podemos bailar delante de un hombre muerto? ”, sostiene, en referencia a Cristo.

La geometría política tradicional de Occidente no sirve para enmarcar al cardenal Sarah

Quienes lo aplauden por ser un radical opuesto a la anticoncepción y al aborto, que rechaza tajantemente la inclusión de las mujeres, el divorcio, la homosexualidad y el diálogo con el islam, y reivindica el celibato sacerdotal y el retorno a las misas en latín, pierden el entusiasmo cuando lo escuchan atacar al capitalismo por ser una “idolatría del dinero” que “esclaviza al hombre”, oponerse al consumismo y denunciar a los intereses financieros occidentales que saquean los recursos naturales de los pueblos africanos.

Y los que se sienten inspirados por su anticolonialismo, quedan igualmente descolocados al verlo oponerse a la migración, acusar al progresismo de promover la “destrucción” de los valores tradicionales y criticar al marxismo porque, en su descripción, es incapaz de cumplir sus promesas de igualdad y conduce a la opresión espiritual y material.

IA perfila a Robert Sarah, cardenal africano, como posible sucesor del papa Francisco

Su defensa de la doctrina católica tradicional despierta respaldos entre los más conservadores, mientras que sus críticas a las políticas de izquierda desatan reacciones de apoyo en decenas de miles de seguidores en redes sociales, como cuando publican algunas de sus frases emblemáticas: 

“El socialismo promete el paraíso en la tierra, pero siempre termina construyendo un infierno”.

Pese a haberse retirado en 2021 como prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Robert Sarah es, en todo caso, un clérigo de posiciones flamígeras e inflexibles, que llega al cónclave apostólico como uno de los líderes más visibles del sector doctrinal opuesto a que el papado de Francisco tenga algún tipo de continuidad, aunque al mismo tiempo, aspiraría a ser el primer Papa africano con el impulso de los cardenales del sur global (su propio continente, América Latina y Asia) que el mismo Jorge Mario Bergoglio nombró e hizo mayoría.

No en balde, su crítica central se dirige hacia Occidente en su conjunto –sin distinciones ideológicas–, al que le hace la “advertencia” de que está en declive por haber abandonado sus raíces cristianas, y porque la baja natalidad y la secularización permitirían que lo “invadan” otras culturas, particularmente el islam.


Los aliados mexicanos contra “las bestias”

El prefecto Sarah está apenas a tiempo para competir por el cetro romano e incluso, para participar en la votación. Si la muerte del papa Francisco se hubiera producido sólo unas semanas más tarde, el clérigo guineano hubiera cumplido 80 años, el 15 de junio, lo que por norma lo relegaría al grupo de cardenales no electores.

Nacido en el pequeño pueblo de Ourous en 1945, cuando Guinea todavía era colonia francesa, en una familia animista, los misioneros que le enseñaron a leer también lo convirtieron al catolicismo. Su ascenso en la jerarquía se debe al sector conservador: Juan Pablo II lo hizo arzobispo de Conakry, la capital de Guinea, en 1979 –cuando tenía sólo 34 años de edad– y en 2001 se lo llevó al Vaticano como secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos; fue Benedicto XVI quien lo creó cardenal, en 2010.

Robert Sarah está apenas a tiempo para competir por el cetro romano. | Foto: EFE

Como tal, encabezó actos tanto en defensa del legado de Ratzinger (con quien coescribió el libro Desde lo más profundo de nuestros corazones, en 2020), como de oposición a las decisiones del papa Francisco, en alianza con cardenales ultraconservadores de varios países, entre los que se encontraban dos mexicanos:

Norberto Rivera Carrera, en una carta que redactaron 10 cardenales en 2015, para criticar los métodos de toma de decisiones del Sínodo de la Familia

Al rechazar el intento de tratar con mayor suavidad a las personas homosexuales y a las divorciadas y vueltas a casar, Sarah declaró que “necesitamos ser inclusivos y acogedores con todo lo humano, pero lo que proviene del enemigo no puede ni debe ser asimilado. ¡No pueden unirse (al mismo tiempo) a Cristo y a Belial, príncipe de la oscuridad! Lo que fueron el nazifascismo y el comunismo en el siglo XX, lo son hoy las ideologías occidentales homosexuales y abortistas, y el fanatismo islámico”, a los que llamó “bestias apocalípticas”.

El cardenal emérito Norberto Rivera ha respaldado la ideología de Sarah. (Archivo/Cuartoscuro)

Como evidencia de que todo está conectado, explicó que el mismo día en que la Corte Suprema de los Estados Unidos legalizó el matrimonio civil entre personas del mismo sexo, se produjeron ataques terroristas en Francia y Túnez.

Su estilo fue considerado intolerante por otros prelados, como el obispo de Amberes, Johan Bonny, quien señaló que Sarah dirigió una mesa de trabajo en el Sínodo en la que le impidió plantear el tema de la atención pastoral a los católicos homosexuales: “No había manera de debatir pacíficamente”.

Además de Rivera Carrera, el otro cardenal mexicano, Juan Sandoval Íñiguez, en 2023, formó parte del grupo de cinco cardenales que le dirigieron cinco dubia (dudas) al papa, antes del Sínodo sobre la Sinodalidad, sobre posibles ataques a las doctrinas de la iglesia, como la posibilidad de darles la bendición a las parejas homosexuales, la ordenación femenina y la necesidad del arrepentimiento en la confesión sacramental.

África, al rescate de la iglesia

El cardenal Sarah ve en Occidente las señales de la decadencia de la humanidad –o del hombre, en sus palabras–. Ante la Conferencia Episcopal de Camerún, en 2024, acusó a los obispos occidentales de mundanidad y de sucumbir a la tentación del “ateísmo práctico”, pues desean ser “amados por el mundo” y “han perdido el deseo de ser un signo de contradicción”.

Alertó que la iglesia sufre la tentación de un tipo de ateísmo que no es intelectual “sino ese estado mental sutil y peligroso de ateísmo fluido y práctico” que “es una enfermedad peligrosa” porque no se declara abiertamente sino que se filtra en todos los aspectos de la cultura contemporánea, incluido el discurso eclesiástico: “Nos hacemos pasar por creyentes cristianos y hombres de fe” pero “en realidad vivimos como paganos e incrédulos”.

Esto representa una terrible debilidad que es la que, declaró Sarah en una entrevista con el portal Inside The Vatican –en la que criticó que se admitiera a los divorciados–, ha hecho a Occidente vulnerable al terrorismo islámico: “Los yihadistas han atacado precisamente los lugares que consideramos expresión de la ‘vida’ actual: la libertad, que a menudo desemboca en la anarquía; la diversión; la ligereza”.

En el contexto del Sínodo de la Familia, el obispo Bonny y tres de sus colegas de Bélgica señalaron que sus pares africanos lograron bloquear los temas que les interesaban a los progresistas.

Esto enorgullece al cardenal Sarah, como les dijo a los cameruneses: “En el último Sínodo (el de la Sinodalidad), la iglesia en África defendió con fuerza la dignidad del hombre y de la mujer creados por Dios”, ya que “tiene la misión de proclamar la palabra de Dios ante los cristianos occidentales que, por ser ricos, se creen evolucionados, modernos y sabios en la sabiduría del mundo”.

Así llega al cónclave, arropado por sus compañeros: “Parece que, por un misterioso designio de la providencia, los obispos africanos son ahora los defensores de la universalidad de la fe frente a los defensores de una verdad fragmentada”.


​IOGE 

  • Témoris Grecko
  • Periodista, documentalista y analista político que ha cubierto conflictos sociales y armados en 95 países y territorios, publicado siete libros y escrito cinco documentales.

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