Los castigos físicos no parecen ser efectivos para corregir los comportamientos de los niños e incluso incrementan a largo plazo algunos de sus problemas, según un estudio publicado por la revista The Lancet realizado en menores de 62 países.
La publicación recoge una revisión de hallazgos en esta materia de un total de 69 estudios que pretende informar tanto a los profesionales relacionados con la educación y la infancia como a los poderes públicos de los efectos de aplicar castigos físicos a menores.
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"Ningún tipo de castigo físico está asociado a un cambio positivo en el menor y este incrementa el riesgo de que los más pequeños experimenten violencia severa o negligencia", confirman los autores del estudio.
La investigación, desarrollada por
Según el análisis, que recoge datos de UNICEF, el 63 por ciento de los menores de todo el mundo de entre 2 y 4 años (unos 250 millones de niños) son sometidos regularmente a algún tipo de castigo físico por sus cuidadores.
Y concluye que el castigo físico puede aumentar los problemas de conducta infantil con el tiempo y no está asociado con la obtención de resultados positivos en el desarrollo del menor.
Además, el castigo físico aumenta el riesgo de tener que recurrir a los servicios de protección infantil y, lo que parece más importante, puede empeorar la conducta del menor en el futuro, por lo que resulta dañino.