Un nuevo estudio, publicado el pasado lunes por la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, informa que las medidas de confinamiento promulgadas durante la pandemia de covid-19 dieron lugar a una maduración cerebral inusualmente acelerada en los adolescentes. Esta fue mucho más pronunciada en las mujeres que en los hombres.
Los hallazgos indican una mayor vulnerabilidad del cerebro femenino, en comparación con el cerebro masculino, a los cambios en el estilo de vida resultantes de los confinamientos por la pandemia; lo cual resalta la importancia de brindar seguimiento y apoyo continuo a las personas que eran adolescentes durante la pandemia.
Los datos sugieren que el cerebro envejece 4.2 años más rápido en las niñas y 1.4 años en los niños en promedio. No obstante, en un inicio los investigadores tenían la intención de rastrear el desarrollo del cerebro adolescente al largo del tiempo, por medio de resonancias magnéticas.
El estudio comenzó en 2018 con 160 adolescentes de Seattle, que oscilaban entre los 9 y 19 años. Tras el inicio de la pandemia no pudieron darle seguimiento, sino hasta 20221. Razón por la cual cambiaron el enfoque del estudio para saber cómo el confinamiento había afectado a la estructura cerebral de los adolescentes.
La investigadora principal, Patricia Kuhl, codirectora de I-LABS, informa que la corteza cerebral se adelgaza naturalmente a medida que envejecemos; el estrés crónico también puede causar cambios similares en el cerebro. Durante el periodo de confinamiento hubo mayor adelgazamiento, el cual se asocia con un tiempo de procesamiento menos rápido y con un pensamiento menos flexible.
“Las regiones con mayor aceleración en el adelgazamiento cortical en las mujeres fueron el fusiforme bilateral, la ínsula izquierda y la corteza temporal superior izquierda. Si bien todas estas regiones están involucradas en muchas funciones cognitivas, un punto en común es que todas se han relacionado con la cognición social. (…) Las regiones con adelgazamiento cortical acelerado en los hombres fueron la corteza occipital lateral del hemisferio izquierdo y derecho.”, se lee en el informe.
La mayor influencia en las mujeres podría deberse a las diferencias en la importancia de la interacción social de estas en comparación al de los hombres. Pues, los últimos tienden a reunirse para actividades, mientras que el otro grupo tiende a depender de las relaciones personales.
"Cuando las niñas y las mujeres están estresadas, hay una respuesta natural para reunirse y hablar de ello, y liberamos oxitocina y otros neurotransmisores que nos hacen sentir mejor", dijo la Dra. Ellen Rome, jefa de medicina adolescente del Hospital Pediátrico de la Clínica Cleveland, participante en la investigación, para NBC News.
Limitaciones de la investigación
Debido a la pandemia, los autores no contaban con un grupo de control, por lo que tuvieron que utilizar modelos normativos, con el fin de aproximar lo que habrían sido los controles normales.
No se tenían los datos sobre los trabajos, economía y la alimentación de las familias de los participantes, tampoco de sus hábitos como el ejercicio, horas de sueño, o si tuvieron covid-19.
Los investigadores consideran que los resultados pueden deberse a un fenómeno conocido somo la “hipótesis de la aceleración del estrés”, la cual postula que, en un entorno de alto estrés, el desarrollo puede cambiar a una aceleración o maduración temprana para proteger los circuitos emocionales del cerebro y las regiones involucradas en el aprendizaje y la memoria.
Por otro lado, ha habido informes de correlaciones entre los niveles de cortisol en la salida y el grosor cortical en el lóbulo frontal entre los adultos humanos. Y es que, la diferencia entre los sexos podría deberse a los efectos variables de los factores estresantes, tanto en hombre como en mujeres, dependiendo de lo que cada uno considere importante.
¿Hay riesgos a largo plazo?
No se sabe si estos efectos en el cerebro de los adolescentes son permanentes. No obstante, se puede realizar un estudio futuro en el que monitoricen si los cerebros se adelgazan con lentitud, lo que significaría una “recuperación” en los jóvenes.
"El adelgazamiento no es necesariamente una indicación de un problema y puede ser una señal de cambio madurativo. El adelgazamiento acelerado se está interpretando como problemático, y podría serlo, pero eso es un salto", señalo Ronald E. Dahl, director del Instituto de Desarrollo Humano de la Universidad de California, Berkeley, y que no participó en el estudio, según el New York Times.
“La corteza no puede volver a crecer y continúa encogiéndose a lo largo de la vida. Todavía no está claro si los "cerebros pandémicos" de los jóvenes, que envejecen prematuramente, podrían tener un riesgo más alto de trastornos como el TDAH y la depresión y, posiblemente, incluso de enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson”, dijo Kuhl.
Además, es fundamental que los jóvenes reciban apoyo en su salud mental. Ya que se debe tener en cuenta que, aunque la pandemia ha terminado en gran medida, los efectos de esta en la sociedad permanecen.
“La investigación no prueba que los confinamientos causaran los cambios cerebrales: los trastornos de salud mental estaban aumentando entre los niños incluso antes del Covid. Sin embargo, sí sugiere que el adelgazamiento de la corteza puede estar relacionado con un aumento de la ansiedad, la depresión y otros trastornos conductuales”, dijo Kuhl.
YRH