"El verdadero virus es la indiferencia": mexicana en EU narra crisis por covid-19

Historias de mexicanos en el extranjero ante Covid-19

Connie Ortíz, una psicóloga mexicana que vive con su esposo e hija en California, narra cómo ha cambiado su vida desde que las noticias sobre covid-19 en China se veían lejanas, hasta la cruda realidad de las miles de muertes en EU.

Connie Ortíz es na psicóloga mexicana que vive con su esposo e hija en California.
California, Estados Unidos /

"Nunca imaginé vivir una pandemia en uno de los países donde el número de contagios crece de manera alarmante", cuenta Connie Ortíz, una psicóloga mexicana que vive con su esposo e hija en California, Estados Unidos.

Para Connie el verdadero virus en esta pandemia "es aquel que se propaga con la minimización, negación e indiferencia".

Connie narra cómo ha cambiado su vida y a la de su familia desde que se escuchaban lejanas las noticias de China y la propagación del nuevo coronavirus SAR CoV-2 causante de la enfermedad covid-19, hasta la cruda realidad de los miles de muertos que ha dejado en Estados Unidos.

Ésta es la historia de Connie:

Al igual que el resto del mundo, estamos viviendo una situación única en los tiempos modernos de la humanidad. Me atrevo a decir que cada uno de nosotros desde su país de origen o donde radiquen, estamos siendo afectados psicológica, física y económicamente.


Enero 2020. 

Al principio, EU tomó con calma noticias de covid-19 en China

Alejados de la severidad del problema que tenía China a principios de año, en Estados Unidos las noticias del coronavirus se tomaban con calma, se hablaba poco al principio y seguíamos las notas con preocupación, pero había una tranquilidad que pasó a incertidumbre con el paso de las semanas y el incremento de los casos que se propagaban por el mundo. ¿Alguien habrá pensado que el virus no llegaría a su país?


Viernes 13 

Caos en supermercados y declaración de emergencia nacional

Como si fuera una película apocalíptica, el verdadero temor e incertidumbre comenzó el viernes 13 de marzo. La verdad es que en días previos nadie se lo había tomado tan enserio como hasta esa semana. Mi esposo y yo hicimos compras que creíamos necesarias preparándonos para los días posteriores: galones de agua embotellada y algunas latas de comida; pensamos que habría más tiempo para ver cómo se iban dando las cosas.

Ese viernes 13, al mediodía y sin entrar en pánico, salí de casa a buscar más alimentos perecederos. Para mi sorpresa, tuve que recorrer cuatro supermercados y sólo encontré a muchas personas vaciando los contenedores en los pasillos y haciendo largas filas en las cajas. Aquello era un CAOS.

Después de recoger a mi hija en el colegio, pasé a un establecimiento más para ver si encontraba algo para la comida de ese día… no tuve suerte.

Esa misma tarde, el Distrito escolar de mi zona, la agencia del cuidado de la salud del condado de Orange y en conjunto con el departamento de Salud Pública de California atendieron al llamado de declaración de Emergencia Nacional que hizo el presidente Donald Trump, y suspendieron clases a todos los niveles por dos semanas con tentativa a una tercera, comenzando así un estado de cuarentena muy flexible, pero con carácter serio.

A medida que iban pasando los días, las noticias eran más preocupantes; las imágenes en los noticieros, más repetitivas. Se volvió una necesidad primordial estar informados, tomar medidas precautorias y participar en discusiones en redes sociales sobre el tema.



15 de marzo 

Cierran bares y restringen servicio en restaurantes

El alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, hizo un llamado especial para cerrar bares, discotecas y pubs, y que el servicio en restaurantes fuera sólo para llevar.

La restricción se extendió rápidamente a los condados vecinos, el mío entre ellos. Para entonces, aún se sentía un ambiente calmado entre las personas, aunque no así entre los restauranteros y dueños de establecimientos afectados. A partir de ese día comenzó la afectación en cadena pronosticada y temida por todos: California ya contabilizaba 335 casos positivos por coronavirus, un 14 por ciento de incremento comparado con el día anterior.


16 de marzo 2020

Trump llama a quedarse en casa

En una conferencia, el presidente Trump hacía énfasis en la importancia de quedarse en casa por lo menos 15 días y reducir actividades al máximo para evitar la propagación del virus. Comienzan los avisos sobre el cierre de fronteras en el norte del país, limitando la entrada al país.

Las empresas empiezan a suspender las labores presenciales, entre ellas, la compañía donde trabaja mi esposo, amigos y conocidos. Miles de personas comienzan a hacer home office.

Para ese momento, en Estados Unidos sumaban 4 mil 500 personas diagnosticadas con covid-19. El panorama cambia para todos, pero aun así el ambiente se mantenía tranquilo, responsable y coordinado en la población, no así para los estados de la costa este.


18 de marzo 2020

Confinarse para ayudar a todos, ejercicio difícil en época de narcisismo

Las aerolíneas estadunidenses suspenden labores internacionales y comienzan a conocerse brotes en diferentes sectores empresariales y establecimientos.

Nosotros nos acercamos al final de la semana con mucho ánimo, pudiendo salir aún sin restricción, pero sólo para lo estrictamente necesario y siguiendo las noticias locales y de México. Es imposible no hacer una comparación entre las medidas que se están dando en nuestro país contra en el que radicamos.

En Estados Unidos la cuarentena no se siente aún como tal, pero la angustia por ver lo que están viviendo en Europa se siente más cercana.

Soy testigo de la angustia, ansiedad y desesperación por hacer consciencia de mis colegas en España. Interesante fenómeno en el ser humano, incertidumbre ante lo no vivido, hasta que se vive y se toca fondo, tratamos de entender desde el panorama de la gravedad vivida la necesidad mundial de humanidad y al mismo tiempo la falta de empatía, incredulidad, y pensamiento mágico como mecanismo de negación de otros.

Se nos recomienda NO tener contacto físico con otros, NO reunirnos, NO salir, obligándonos a vivir la vida diferente a como estábamos acostumbrados, a aislarnos de nosotros mismos, a confinarnos en nuestro hogar no sólo por nosotros, sino por los demás, ejercicio difícil de llevar a cabo en tiempos donde el narcisismo está por encima de la empatía por la humanidad, por encima de las necesidades de todos.


26 de marzo 2020

En Estados Unidos, todo se complicó

La situación se complica, los contagios continúan aumentando y al momento que escribo esto las muertes relacionadas al covid-19 sobrepasan las mil. Aún es difícil encontrar papel por absurdo que parezca en los supermercados. Los artículos ya están desde la semana pasada limitados en las tiendas. Al principio de esta misma semana, se dio el anuncio en California de que sólo los establecimientos para compras necesarias de humanos y mascotas estarían abiertos, pues también los supermercados han implementado un horario especial para los clientes que sean mayores a 65 años, y algunas otras limitando el flujo de clientes por hora, además de exigir el respeto del distanciamiento social necesario.

El ser humano nunca piensa en las adversidades a las que puede estar expuesto hasta que las vive. Ahora nos vemos invadidos por esta pandemia que más allá del contagio, nos expone a regresar a refugiarnos en un estado protector como el de nuestra propia casa, a cuidarnos y ser conscientes de lo que nos pasa a todos

Es interesante que, al estar en confinamiento, nos hacemos compañía todos a la distancia mediante aplicaciones como WhatsApp, las redes sociales y la tecnología, sin duda alguna son y serán anécdotas y sentimientos que compartimos con todo el mundo.

El verdadero virus que nos separa como humanos, es aquel que se propaga con la minimización, negación e indiferencia, con la evasiva a creer y tomar el control, a resolver una emergencia, pero también el miedo inminente a confrontarnos con nosotros mismos en el silencio, escucharnos y rehacernos internamente.

Nuestro destino está determinado en base a cómo salgamos de esta situación, espero que, siendo diferentes personas y humanidad, como quien regresa de un viaje al extranjero con una visión más amplia de la vida y del mundo.


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