Las autoridades de La Paz y El Alto, en Bolivia, anunciaron este martes que se restringirán los entierros en los cementerios de estas localidades a difuntos de sus municipios. La decisión se tomó después de un incremento en la demanda debido a fallecimientos por coronavirus.
La secretaria de Desarrollo Económico de la ciudad vecina de El Alto, Ana María Saavedra, explicó que se dará “prioridad a los vecinos de El Alto en los entierros”.
"Antes de la pandemia, los decesos llegaban a ocho por día, después a 20 diarios y ahora estamos con 40 entierros todos los días”, agregó a la televisora ATB.
La Paz adoptó la misma decisión desde el fin de semana. “La demanda de entierros nos preocupa, por tanto se restringirá a difuntos de otros municipios”, dijo el alcalde Luis Revilla.
Desde la semana pasada las dos ciudades encabezan los reportes diarios de contagios del Ministerio de Salud y han superado a Santa Cruz y Cochabamba, epicentro de la pandemia con más del 50 por ciento del total de infectados. En otras urbes las autoridades han habilitado nuevos cementerios y los hornos de cremación que dependen de las alcaldías funcionan al tope de su capacidad.
La crisis sanitaria alteró los ritos fúnebres. No se permiten más de 10 personas en los entierros y tampoco músicos.
El nuevo coronavirus golpeó en marzo cuando el país intentaba salir de una violenta crisis política derivada de la renuncia del presidente Evo Morales por sospechas de fraude electoral. El gobierno interino de Jeanine Áñez debió hace frente a la emergencia sanitaria con un sistema de salud precario por años de desatención.
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La víspera el ministro de Gobierno Arturo Murillo habló de “expropiar” algunas clínicas privadas en Cochabamba, en el centro del país. Sus declaraciones provocaron el rechazo del gremio empresarial que calificó a la propuesta de atentatoria contra la “seguridad jurídica”.
“No se trata de expropiar o intervenir sino de buscar alianzas con el sector privado para actuar rápido ante el aumento exponencial de contagios”, aclaró el ministro de Trabajo, Oscar Mercado.
Otro foco de contagio son las cárceles, en la de San Pedro, al centro de La Paz, se produjo dos nuevas muertes llegando a 14 en dos semanas, tres de ellas confirmadas por covid-19 mientras esperan los resultados de las restantes.
En tanto, al centro de La Paz, con escasa protección y sin distanciamiento social, manifestantes protestando contra la gestión de Jeanine Áñez reivindicaban la salud, rechazaban despidos y la educación virtual que aplica el gobierno por su carácter discriminatorio con poblaciones rurales donde no hay internet o su acceso es limitado.
Desde el inicio de la cuarentena, ésta ha sido marcha más grande que se ha visto en La Paz. Los manifestantes también pidieron que se respete el 6 de septiembre las elecciones presidenciales y la renuncia del ministro del ministro de Educación, Victor Hugo Cárdenas.
Quienes marchaban cargaron tres muñecos de trapo que representaban a Áñez, Cárdenas y del ministro de Gobierno, Arturo Murillo.
Hasta el martes Bolivia había reportado 49 mil 250 casos y mil 866 decesos; las autoridades sanitarias anticiparon que los infectados podrían sobrepasar los 130 mil en agosto. La lista de infectados está encabezada por Áñez y cinco de sus ministros, todos en aislamiento. Otros dos ya superaron la enfermedad.
La cuarentena fue levantada en junio por presión de los sectores informales que representan el 70 por ciento de la economía boliviana, aunque se mantiene el encierro los fines de semana.
El jefe de Epidemiología del Ministerio de Salud, Virgilio Prieto, dijo que las personas más afectadas están en el rango de de los 25 a 49 años, es decir, la población que sale a trabajar, las amas de casa, los comerciantes callejeros y los manifestantes.
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