Diana y su hija Julieta se mudaron temporalmente a Dubái por cuestiones laborales. La pandemia del covid-19 las sorprendió en aquel país que con 3 mil 736 casos y 20 fallecimientos, se mantiene desde finales de marzo en un toque de queda. Nadie puede salir a la calle a menos que tenga un permiso del gobierno y la violación a esa medida tiene sanciones por 2 mil dírhams, equivalentes a 12 mil pesos.
Dubái es uno de los siete emiratos árabes y el más turístico de todos, por ello la emergencia sanitaria del covid-19 puso freno al ir y venir de ciudadanos de todas las nacionalidades. Hoy en Dubái, donde viven cerca de 3.3 millones de personas y que representan la tercera parte de los Emiratos Árabes, solo están abiertos supermercados, hospitales, farmacias y la industria de alimentos.
Un ciudadano o residente debe solicitar en línea un permiso para salir a alguna actividad esencial. El gobierno es capaz de procesar hasta mil 200 solicitudes y dar respuesta en menos de cinco minutos.
“Nos sentimos seguras, agradecidas, sabemos que son medidas muy estrictas pero muy responsables, se agradece el que nos permitan sentirnos seguras fuera de nuestro país”, responde sobre el toque de queda que impide a la gente circular libremente por las calles.
Diana cuenta que el gobierno ha anunciado de manera paulatina las medidas que se han tomado. Primero fue el cierre de escuelas en la primera semana de marzo, para la segunda la medida ya era también para las oficinas, después vino el toque de queda los fines de semana y la suspensión de actividades turísticas; el cierre del emblemático Burj Kalifa, el rascacielos que recibe casi tantos turistas como Times Square en Nueva York.
Para el 25 de marzo ya había suspendido todos sus vuelos y hacia la última semana del mes pasado inició el toque de queda. Esta semana, el gobierno anunció la revisión aleatoria obligatoria a domicilio, pues detectó zonas donde hay focos rojos de contagios como fue el centro de la ciudad, una de las más frecuentadas por el turismo.
Esto significa que en cualquier momento las autoridades sanitarias pueden tocar a la puerta y hacer pruebas de covid-19 sin que se hayan reportado casos probables.
Hace dos semanas que comenzó el toque de queda se instalaron centros de diagnóstico a través de auto fila, a la que se accede por una aplicación desde el celular.
Diana trabaja para la industria de alimentos en los Emiratos Árabes y ahora lo hace todo vía remota, lo mismo que su hija Julieta quien cursa la preparatoria. Las clases son virtuales y así concluirá este ciclo escolar.
Por las noches, como en otros países, dan las 20:00 horas y comienzan a sonar los aplausos y el retumbar de las cacerolas desde los balcones de la Marina, la zona donde viven ella y su hija. La gente sale por cientos a brindar un reconocimiento a las autoridades médicas y sanitarias.
Aunque las medidas son estrictas y su hija adolescente se siente ansiosa frente al aislamiento social, ella asegura que algo bueno ha ocurrido. Hoy puede estar en contacto con su familia y amigos en México, a través de videollamadas. Además, disfruta compartir todo el tiempo posible con su hija.
Hoy observa desde su balcón el movimiento de gente cerca de las 7 de la mañana y por la tarde al término de la jornada laboral, cuando salen trabajadores de la industria alimentaria o médicos y enfermeras de los hospitales.
A través de un sistema de transporte implementado por la emergencia sanitaria, son trasladados a sus centros de trabajo, en medio de mecanismos estrictos, pues el metro de Dubai, en un hecho inédito, dejó de dar servicio.
EB