El presidente de una comisión de la Cámara de Representantes de Estados Unidos solicitó formalmente ayer al Servicio Interno de Impuestos que entregue seis años de declaraciones fiscales personales y de negocios del mandatario, Donald Trump.
La petición presentada por el representante Richard Neal, que encabeza la Comisión de Recursos y Arbitrios —que redacta impuestos—, es la primera de su tipo relacionada a información fiscal de un presidente en funciones en 45 años. La medida sin precedentes posiblemente derive en una gran batalla judicial entre los demócratas que controlan la Cámara baja y el gobierno republicano de Trump.
Neal presentó la petición en una carta dirigida a Charles Rettig, comisionado del Servicio Interno de Impuestos (IRS), en la que solicita las declaraciones fiscales personales y de negocios de Trump de 2013 a 2018.
Trump declaró ayer a la prensa que “no se inclinaría” a entregar sus declaraciones a la comisión.
Los demócratas insisten que obtener esos documentos compete a sus responsabilidades legislativas de supervisión. Los republicanos consideran que se trata de una cacería de brujas e invocaron preocupaciones por la privacidad.
La solución de la batalla legal resultante puede tardar años y quizá se extienda más allá de las elecciones presidenciales de 2020.
Trump rompió con décadas de tradición entre los candidatos presidenciales cuando se rehusó a difundir sus declaraciones de impuestos sobre la renta durante su campaña política de 2016. El ahora mandatario dijo que no las facilitará porque es sujeto de auditoría, aunque funcionarios del IRS han dicho que los contribuyentes auditados están en libertad de darlas a conocer.
Después de los comicios legislativos de noviembre pasado, Trump afirmó en una conferencia de prensa que las declaraciones son “demasiado complejas” para que la gente las entienda.
CASO DE MAR-A-LAGO
Las autoridades federales de Estados Unidos investigan un posible espionaje chino en el club Mar-a-Lago, propiedad de Trump, quien ayer le restó importancia a la detención de una mujer asiática que trató de ingresar una memoria USB con un malware (software maligno espía) a su complejo turístico en Palm Beach (Florida).
Ante una pregunta al respecto durante un acto en la Casa Blanca, Trump aseguró no estar preocupado por la seguridad en Mar-a-Lago, y opinó que el caso fue algo “aislado” y que se gestionó “muy bien”.
“Tenemos un control extremadamente bueno”, presumió sobre el caso de Yujing Zhang, la mujer que logró pasar este fin de semana un primer punto de inspección en el club durante una visita del presidente a Palm Beach.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) inició una indagatoria para determinar si se trataba de espionaje, señaló a la cadena CNN un oficial de la agencia.
Zhang, que enfrentará hasta cinco años de prisión y 350 mil dólares en multas, alcanzó a ingresar con dos pasaportes chinos, cuatro celulares, un disco duro, un computador portátil y el dispositivo con el malware.
Los agentes federales manifestaron que Zhang hizo declaraciones falsas y entró en un edificio o terreno restringido.
La investigación del FBI, según publicó ayer el diario Miami Herald, abarca a Cindy Yang, que se fotografió con Trump en febrero en Mar-a-Lago y que dirige una firma de consultoría que promete a empresarios chinos contactos con el entorno del presidente.
Y ADEMÁS
BIDEN PROMETE “MANOS QUIETAS”
El ex vicepresidente de EU, Joe Biden, quien sopesa su candidatura a la Casa Blanca, dijo ayer que estará “más atento” sobre el respeto del espacio personal. “Las normas sociales están cambiando, entiendo eso, y escuché lo que estas mujeres están diciendo”, dijo el demócrata en un mensaje en Twitter.
La semana pasada, dos mujeres afirmaron que Biden las había tocado de manera inapropiada.