Abogados y médicos presionaron a los funcionarios de Aduanas y Protección Fronteriza para que le permitieran a Carlitos, un niño guatemalteco de 2 años y su madre Ana, cruzar la frontera hasta llegar a San Diego, con un permiso especial conocido como: Libertad condicional humanitaria.
Esto, con la finalidad de que el niño pudiera recibir un tratamiento especial contra un extraño cáncer que padece y podría salvarle la vida. Después de no responder a la solicitud durante más de una semana, la CBP accedió a la solicitud, después de una investigación de San Diego Union-Tribune.
Lamentablemente, la historia de Carlitos está llena de dolor, debido a que sufrió de un secuestro, expulsión de Estados Unidos, falta de atención médica y un extraño padecimiento de cáncer que necesita un tratamiento específico para salvarle la vida.
Como sabemos, miles de migrantes quedan varados sin asilo al sur de la frontera de California, por lo que el caso de Carlitos fue una gran excepción a la regla.
Carlitos fue trasladado junto a su madre en una ambulancia de Tijuana a la frontera, para después abordar un helicóptero que los llevaría al hospital donde los estaban esperando.
Carlitos y su madre habían quedado atrapados en Tijuana, debido a que fueron expulsados por las políticas de migración fronteriza de Donald Trump y continuada por el presidente Joe Biden, una política conocida como Título 42.
De acuerdo con las declaraciones de Ana, Carlitos y ella habían sido secuestrados por un cartel cerca de la frontera con Texas, después de haber huido de Guatemala debido a amenazas de muerte en junio.
El cartel ató las manos de Ana a la espalda, le llenó la boca con piedras, mientras golpeaban y torturaban a su hijo. Una vez que pudieron escapar, Ana y Carlitos cruzaron a Estados Unidos, pero fueron expulsados sin atención médica.
El informe de Human Rights First señaló que los investigadores han documentado al menos 7,647 casos de ataques violentos contra migrantes expulsados bajo el Título 42, desde que Biden asumió el cargo. Entre ellos, algunos han sido agredidos, secuestrados, violados e incluso asesinados.
Ana pidió dinero para tratar de conseguir ayuda para su hijo y una mujer les ofreció llevarlos a Tijuana. Dejó a la familia en un hospital. Posteriormente, a Carlitos le diagnosticaron un tipo de leucemia, además de las lesiones que había sufrido a causa del cartel.
Mientras el hospital de Tijuana no contaba con los recursos ni los medicamentos necesarios para ayudar a Carlitos. Fue cuando un médico le dijo a CBP que si la agencia no lo dejaba entrar, el niño moriría pronto.
CBP no respondió la solicitud hasta el miércoles pasado, cuando les dijo a los abogados del niño, que él y su madre habían sido aprobados.
wgp