Las autoridades de El Paso, Texas, describieron el jueves una crisis humanitaria mientras lidian con la liberación de casi mil 600 migrantes al día hacia albergues locales y las calles de la ciudad fronteriza, en medio de preparativos para recibir a un número incluso mayor de migrantes una vez que concluyan la próxima semana las restricciones al asilo impuestas durante el gobierno de Donald Trump.
El alcalde de El Paso, Oscar Leeser, dijo en conferencia de prensa que la ciudad está distribuyendo retretes portátiles y estaciones de agua, y que ofrece habitaciones de hotel a migrantes.
Añadió que el número de migrantes rebasa la capacidad de la instalación de recepción del condado y de la red regional de albergues afiliados con grupos religiosos y sin fines de lucro.
El Departamento de Seguridad Nacional ha indicado que podría liberar a más migrantes dentro de Estados Unidos después de que lleguen a su fin las restricciones al asilo.
En tanto, los gobiernos locales y autoridades fronterizas advierten que hay migrantes esperando para cruzar la frontera hacia Estados Unidos.
Con las restricciones actuales se ha negado el derecho a solicitar asilo más de 2.5 millones de veces con el argumento de evitar la propagación del covid-19.
En los últimos días, El Paso ha sido testigo de cómo cientos de migrantes vadean las aguas poco profundas del Rio Grande (o Bravo) hacia Estados Unidos, formando filas a lo largo del muro fronterizo para acercarse a las autoridades migratorias y solicitar protección humanitaria.
Las autoridades de la ciudad temen que el cambio en las políticas de asilo pueda duplicar el número local de cruces de migrantes, el cual alcanzó casi dos 500 migrantes al día en la última semana, según algunas estimaciones.
Fernando García, director de Border Network for Human Rights, dijo que actualmente los migrantes consideran a Ciudad Juárez, limítrofe con El Paso, como un lugar relativamente seguro para acercarse a la frontera ante los peligros de extorsión y del crimen organizado en México.
La ciudad de El Paso anunció el miércoles que recibió un nuevo compromiso por 6 millones de dólares de parte de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA por sus iniciales en inglés) para garantizar su respuesta migratoria
“Estos fondos y albergues no son la respuesta, son un curita para un problema mucho más grande”, dijo Leeser, un demócrata elegido en 2020. “Es algo que vamos a tener que trabajar con (Naciones Unidas) y otros países, trabajar en una situación que, insisto, es más grande que El Paso y que ahora se ha vuelto más grande que Estados Unidos".
Mario D'Agostino, un viceadministrador de la ciudad a cargo de la respuesta de emergencia, dijo que el alto número de migrantes no sólo ha rebasado al personal local, sino también a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus iniciales en inglés)
“Están trabajando muchas horas, de día y noche, están procesando casos en lugar de realizar su función principal de vigilar la frontera”, comentó.
Funcionarios de la ciudad afirmaron que la mayoría de los migrantes que las autoridades federales de inmigración han liberado en los últimos días cuentan con algunos medios financieros o patrocinadores dentro de Estados Unidos para pagar su traslado a otras partes del país. Pero la ciudad se prepara para un aumento mucho mayor de solicitantes de asilo que podrían no tener los recursos para desplazarse.
La ciudad desmanteló recientemente su centro de asistencia y comunicación para migrantes, además de que suspendió su sistema de transporte de autobuses en el que miles de migrantes, en su mayoría venezolanos, fueron enviados a Chicago y Nueva York en septiembre y octubre.
D'Agostino delineó una nueva estrategia que podría enviar a migrantes a grandes urbes cercanas, como Dallas, Denver y Phoenix.
Señaló que las autoridades federales de inmigración se alistan para la posibilidad de procesar y liberar directamente a los migrantes en un puente que une a Ciudad Juárez con El Paso.
La respuesta de la ciudad al incremento de migrantes contrasta con las labores de vigilancia fronteriza de parte del gobernador de Texas, Gregg Abbott, quien ha enviado a soldados a la frontera y ha llamado la atención por enviar a los migrantes en autobús hacia lejanas ciudades gobernadas por demócratas.
JLMR