Médicos luchaban la madrugada del viernes para estabilizar la salud del líder opositor ruso Alexei Navalni, ingresado en estado de coma en Siberia, víctima de un envenenamiento, según su entorno.
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Navalni, acérrimo crítico del gobierno del presidente Vladímir Putin, viajaba de Tomsk (Siberia) a Moscú en un avión que realizó un aterrizaje de emergencia cuando empezó a sentirse enfermo.
“Los médicos están haciendo todo lo posible, realmente luchan para salvarle la vida”, dijo Anatoli Kalinitshenko, subdirector del hospital de Omsk.
“Creemos que Alexei fue envenenado con algo mezclado en su té. Eso fue lo único que bebió en la mañana”, tuiteó su portavoz, Kira Yarmysh, que viajaba con él.
En julio de 2019, cuando purgaba una breve pena de cárcel, Navalni afirmó haber sido envenenado con un material químico. Las autoridades dijeron que se trataba de una “reacción alérgica”.
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Berlín y París ofrecieron “toda la ayuda médica” necesaria. La canciller alemana, Angela Merkel, se declaró “conmocionada” y el presidente francés, Emmanuel Macron, dijo sentirse “muy preocupado”.
Se esperaba que este viernes un avión procedente de Alemania traslade a Navalni a un hospital especializado en Berlín.
En estos últimos años, numerosos adversarios del Kremlin han sido víctimas de envenenamientos.
En marzo de 2018, un ex agente doble y su hija, Serguéi y Yulia Skripal, fueron encontrados inconscientes en una banca de una pequeña ciudad del sur de Inglaterra. Londres acusó a Moscú de estar detrás de un envenenamiento. Ambos sobrevivieron.
En 2006, un ex agente secreto ruso, Alexander Livinienko, falleció envenenado con polonio-210 también en Inglaterra. Londres señaló al Kremlin.