A pesar de que predijo con enorme exactitud el cambio climático desde 1977, el gigante petrolero ExxonMobil financió campañas de descrédito a la veracidad del progresivo calentamiento global. Así, políticos como Donald Trump y movimientos negacionistas lograron crear confusión y retrasar la toma de conciencia pública sobre la crisis ambiental.
Como réplica de las tácticas empleadas por las empresas tabacaleras para rechazar la relación entre fumar y el cáncer de pulmón, y por las refresqueras y las industrias de alimentos azucarados para rechazar la que hay entre sus productos y enfermedades como la diabetes, la petrolera invirtió millones de dólares en investigaciones científicas manipuladas para sabotear los esfuerzos políticos y sociales para revertir esta problemática mundial.
La compañía “jugó un rol particularmente importante como donadora corporativa” de la producción y difusión de argumentos para desacreditar el conocimiento científico sobre el calentamiento global, concluyó el estudio “Estructura de red e influencia del contra-movimiento del cambio climático”, de la Universidad de Yale.
Desde hace más de cuatro décadas, sus investigadores modelaron y pronosticaron el calentamiento global con enorme precisión, descubrieron académicos de la Universidad de Harvard, que revisaron documentación de la compañía que fue ocultada al público.
De manera similar, una extensa investigación periodística, basada en estudios científicos, entrevistas y trabajo de campo, reveló que el 90 por ciento de los créditos de carbono (cada crédito representa la compensación de una tonelada métrica de CO2 equivalente) de origen selvático del principal proveedor mundial, Verra, en realidad son “fantasma” y muchas de las compañías que se ostentan como libres de carbono, en lugar de ayudar a moderar el cambio climático podrían estar empeorándolo.
El señalamiento a Verra –que esta empresa ha rechazado vehementemente– podría desatar un cuestionamiento generalizado de la política de comercialización de créditos de carbono como mecanismo para enfrentar la crisis climática.
Negacionismo y engaño
ExxonMobil ha sido una de las compañías más activas en las campañas de negacionismo del calentamiento global. Fue una de las fundadoras líderes de la Coalición del Clima Global, un poderoso bloque de cabildeo que reúne a empresas que se oponen a la regulación de las emisiones de gases de efecto invernadero, y que gasta millones de dólares en financiar a políticos que rechazan que la actividad humana tenga que ver con el aumento de la temperatura, como el ex presidente de Estados Unidos Donald Trump. ExxonMobil también ha pagado “propaganda disfrazada de periodismo” para confundir a la opinión pública.
La compañía enfrenta decenas de demandas presentadas por ciudades y estados, en Estados Unidos, que le exigen enfrentar responsabilidades por engañar al público sobre el cambio climático. En marzo de 2022, ante una corte de Massachusetts, sus abogados alegaron que ExxonMobil actuó protegida por las leyes que garantizan la libertad de expresión.
Sin embargo, el análisis de 32 estudios internos elaborados entre 1977 y 2002, y de 72 artículos en publicaciones científicas entre 1982 y 2014, todos escritos por científicos de ExxonMobil, comprueba que los directivos de la empresa tuvieron conocimiento, mucho antes que la mayor parte del mundo, de que el uso humano de combustibles fósiles, que constituyen su ámbito de negocios, estaba provocando alzas en los termómetros que pronto se convertirían en una amenaza para la población mundial.
“Encontramos que la mayor parte de sus proyecciones pronosticó el calentamiento con exactitud y es consistente con las observaciones subsecuentes”, dice el informe “Valorando las proyecciones de calentamiento global de ExxonMobil”, publicado hace unos días en la revista Science. “Sus proyecciones también son consistentes y al menos tan bien desarrolladas como las de los modelos gubernamentales y los de la academia independiente”.
No sólo eso: ExxonMobil además “hizo estimaciones razonables del ‘presupuesto del carbono’ necesario para mantener el calentamiento por debajo de los 2ºC”.
Sin embargo, “en cada uno de estos puntos, las declaraciones públicas de la empresa sobre la ciencia del clima contradijeron sus propios datos científicos”.
Créditos sin valor
Por otra parte, una investigación conjunta realizada por el británico The Guardian, el alemán Die Zeit y la organización Source Materials, apunta a que Verra, la empresa que controla los principales estándares de compensación de carbono, no tiene solidez en sus certificaciones, que hasta en un 90 por ciento podrían ser equivalentes a “créditos fantasma”.
El mecanismo previsto es el siguiente: se establece un proyecto para evitar la emisión de gases o para eliminarlos de la atmósfera, por ejemplo, en la selva amazónica; el beneficio se calcula en créditos de carbono; las empresas en otro lugar estiman cuánto carbono emiten cada año; para compensar sus emisiones, buscan créditos de carbono a través de un intermediario o directamente en un proyecto; pagan por la cantidad de créditos equivalente a sus emisiones y usan el sello “neutral en carbono” en su publicidad y en sus productos.
Verra tiene la responsabilidad de certificar que los créditos de carbono representen con exactitud la compensación de gases declarada. Se trata de un mercado en rápido crecimiento, que ya sobrepasa los 2 mil millones de dólares anuales.
La investigación hizo un extenso trabajo propio en campo y analizó los resultados de los tres estudios con mayor solidez científica (entre ellos uno de la Universidad de Cambridge que tiene como primer autor al doctorante mexicano Alejandro Guízar Coutiño).
Encontró que sólo un puñado de los proyectos de selva tropical de Verra tiene alguna evidencia de reducciones de la deforestación y que 90 por ciento de esos créditos no significan algún beneficio para el clima; que la amenaza a las selvas había sido exagerada en un 400 por ciento; y que en al menos un proyecto, en el Perú, se cometieron violaciones de derechos humanos contra los habitantes de la zona involucrada.
Empresas como Gucci, Salesforce, BHP, Shell, easyJet y la banda de rock Pearl Jam están entre docenas de organizaciones que han comprado créditos aprobados por Verra.
aag