La adolescente sueca Greta Thunberg consolidó este año su voz en los principales foros internacionales donde, como parte de ese enorme concierto juvenil de rebeldía ambientalista, no se cansó de alertar sobre los efectos del calentamiento global y reprocharle a los líderes del mundo que sus promesas para reducir la contaminación no han tenido los resultados que se esperaban.
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En 2019, millones de jóvenes de todo el mundo salieron a las calles y se manifestaron contra la crisis climática tras el ejemplo de las protestas de Greta Thunberg, que con solo 16 años es ya todo un icono del activismo ambiental.
A ello se añade este año la presión social de una ciencia especialmente prolífica en datos que evidencian la gravedad del impacto del calentamiento global y plantea medidas urgentes para mitigarlo.
La propia Greta lo ha advertido, principalmente en la Cumbre sobre Acción Climática de la ONU, a finales de septiembre pasado, y en la Cumbre del Clima en Madrid (COP25) a principios de este mes: “Es sorprendente que se escuche a tantos jóvenes de todo el mundo, pero necesitamos escuchar a los científicos”.
Fue con el reto de animar a una mayor acción de los gobiernos frente a la crisis climática, que el secretario general de la ONU, António Guterres, convocó en septiembre a la cumbre especial en Nueva York, en donde más de medio centenar de países se comprometió en a alcanzar la neutralidad de emisiones a mediados de siglo.
En el marco de esa conferencia, el conmovedor discurso contra los contaminadores por parte de Greta no dejó a nadie indiferente, ni tampoco sus duras críticas contra la inacción de los políticos frente a la crisis climática.
“Ustedes me han robado mi infancia y aún así yo soy una de las afortunadas. La gente está sufriendo y muriéndose y ustedes sólo pueden hablar de dinero (...). Si nos fallan no se los vamos a perdonar”, sentenció Greta.
Y su indignación prendió mecha entre el resto de jóvenes del mundo, cuyo clamor en defensa del clima retumbó más fuerte que nunca en la COP25.
Los jóvenes ven el cambio climático como el problema más importante que afronta el mundo, según la encuesta "El futuro de la humanidad" realizada por Amnistía Internacional el pasado 10 de diciembre.
Pese al gran entusiasmo juvenil para exigir a los políticos y empresarios mayores acciones para salvaguardar el planeta, Greta advierte que apenas es un primer paso.
“He oído a muchos decir: ‘2019 ha sido el año en el que la gente se despertó ante la crisis climática’. Esto es una idea equivocada”, aseguró a inicios de esta semana la joven sueca.
Thunberg explicó en su cuenta de Twitter que se ha producido un crecimiento, rápido pero todavía pequeño, de personas preocupadas por la crisis climática, aunque ha asegurado que esto “sólo acaba de empezar”. “Sólo estamos rascando la superficie”, advirtió.
Por ello, tras estar fuera de su país por casi cinco meses y con miras a que cada vez más y más jóvenes se sumen al movimiento ambientalista en 2020, Greta regresó el viernes pasado a su habitual protesta semanal afuera del Parlamento sueco en Estocolmo para reclamar medidas contra el cambio climático.
En agosto de 2018, Greta comenzó un movimiento global que consistía en saltarse las clases los viernes para reclamar medidas efectivas contra el cambio climático.
kvd