En medio de un fuego cruzado de las casas encuestadoras, Kamala Harris llega a su primer debate cara a cara contra Donald Trump con una ventaja en las más recientes encuestas nacionales y en los 7 estados decisivos, pero con un margen tan mínimo que las elecciones del 5 de noviembre se perfilan entre las más reñidas de la historia moderna.
En 1960 la batalla entre John F. Kennedy y Richard Nixon se resolvió por una diferencia de apenas 0.17 por ciento de la preferencia popular, con 49.72 por ciento del voto a favor del candidato demócrata y católico y 49.55 para el republicano californiano, una diferencia de solo 112 mil papeletas de entre 64.3 millones de sufragantes, el margen más estrecho en la historia del país.
Aunque Trump perdió por más de 3 millones de votos frente a Hillary Clinton en 2016 y más de 7 millones contra Joe Biden en 2020, los comicios de 2024 pueden definirse por un número relativamente pequeño de indecisos, alrededor del 10 por ciento, en Arizona, Nevada, Georgia, Wisconsin, Michigan, Pennsylvania y Carolina del Norte.
Kamala lleva la delantera en el crucial Pensilvania, además de Wisconsin y Michigan —los tres estados que forman la columna vertebral de la llamada Blue Wall (“Muro Azul”) y que Joe biden reconquistó en 2020— por lo que solo requeriría un voto electoral adicional en Maine o Nebraska (los únicos que reparten el total entre el resultado estatal y por distrito) para ganar la elección, de acuerdo con la más reciente encuesta de The New York Times y Sienna College, que a nivel nacional le da ventaja de un punto (48-47 por ciento) al republicano pero que entra en el margen de error de los sondeos).
Trump aparece con ventaja en Georgia, Arizona y Carolina del Norte, y ambos están empatados en Nevada.
Para el ex presidente es obligatoria una victoria en Georgia, donde solo aventaja a Harris por dos puntos porcentuales y donde el voto afroamericano puede hacer la diferencia.
La encuesta muestra que en ninguno de los siete estados el margen de ventaja de uno u otro es mayor a tres puntos porcentuales; por tanto, sus resultados (todos) se encuentran dentro del margen estadístico de error, confirmando lo apretado de la contienda en momentos que algunas entidades ya empezaron a distribuir boletas para el voto por correo.
Carolina del Norte, el estado que inicia más temprano en la fase de voto por correo, tuvo que suspender la distribución de boletas a raíz de una demanda de último momento de Robert Kennedy, quien abandonó la carrera presidencial para apoyar a Trump, quien exigió a una corte ser removido de las impresiones. Un juez republicano lo aceptó.
Analistas independientes perciben las manos de la campaña republicana detrás de las acciones de Kennedy: el voto adelantado, ya sea por correo o en ausencia, tiende a favorecer abrumadoramente a los demócratas, toda vez que es el método favorito de los jóvenes de entre 18 y 29 años.
En este marco, Harris llegó a Filadelfia —donde esta noche se realizará el debate— desde Pittsburgh, donde ensayó a puertas cerradas.
Aunque Trump mantiene una base sólida de partidarios leales, en particular entre los votantes blancos, conservadores y rurales, Harris ha subido de nivel en las últimas semanas, impulsada por su atractivo para los más jóvenes, las personas de color y las mujeres suburbanas a favor del aborto.
La campaña de Trump ha adoptado un regreso a su manual de 2016, con un enfoque en los mítines a gran escala, presencia agresiva en las redes sociales y ataques directos al historial de Harris y al gobierno de Biden.
Harris se centra en movilizar a afroamericanos, latinos y jóvenes e intensifica campañas de registro de votantes y por redes sociales, especialmente en áreas urbanas y entre comunidades minoritarias.