Más de ocho millones de cubanos de todos los signos políticos están convocados a participar en un referendo constitucional, sin precedentes en la isla, por el debate popular que generó la nueva Carta Magna y las campañas, que acapararon la atención, a favor y en contra de su ratificación.
En medios diplomáticos, la consulta es considerada “un medidor del respaldo con que cuenta el gobierno”, cuando EU aumenta sus presiones sobre Cuba.
Washington, la Organización de Estados Americanos (OEA), el exilio y la oposición interna llaman a votar en contra de la Constitución por considerarla “ilegítima” y la convocatoria crece en las redes sociales cuando casi 6.5 millones de cubanos (56 por ciento de la población) ya tiene acceso a internet, según la agencia británica We Are Social.
Tras casi cinco meses de debate parlamentario, del cual surgieron 760 cambios al documento inicial, la nueva Constitución fue aprobada en diciembre por la Asamblea Nacional (AN) y aunque mantiene el sistema de partido único y al comunismo como paradigma, ampara el desarrollo de empresas privadas nacionales e inversiones extranjeras, y establece mayores protecciones a los derechos civiles, entre otras novedades.
Cubanos en misiones oficiales y diplomáticos en 130 países realizaron el 16 y 17 de febrero una votación anticipada, algo más de un millón de isleños residentes en el exterior.
Pero el momento culminante de la consulta será el próximo domingo cuando unos ocho millones de cubanos han sido convocados a votar de manera directa y secreta en la isla.
En gobierno ha desplegado una enorme campaña a favor del “sí” a través de los medios nacionales –todos públicos–, con el argumento de que la nueva Constitución sienta las bases legales para la consumación de un “socialismo próspero y sostenible”, ajustado a una realidad muy distinta a la que condicionó la Carta Magna vigente desde 1976, cuando la estatificación del país era casi absoluta.
“Con OEA y sin OEA la Constitución de Cuba Va, apoyada por la mayoría del pueblo”, tuiteó hace pocos días el presidente Miguel Díaz-Canel en respuesta a una declaración de ese organismo, según el cual el referendo es una “farsa para enmascarar la dictadura”.
En Cuba no se practican encuestas o sondeos públicos previos a votaciones de esta naturaleza. Por su parte, la Iglesia católica ha fijado otra tendencia al desmarcarse de ambas campañas y llamar a sus feligreses a ejercer un voto “responsable y desde la conciencia”.