En Reino Unido, trabajadores de ferrocarriles inician su mayor huelga en 30 años

Los trabajadores buscan defender su empleo y sus salarios ante una inflación galopante.

El impacto de la huelga fue minimizado por la nueva posibilidad para muchos empleados de trabajar desde casa. (AFP)
AFP
Londres /

Los trabajadores de los ferrocarriles británicos iniciaron este martes una huelga de tres días, anunciada como la mayor en 30 años, para defender empleo y salarios ante una inflación galopante, pero su impacto fue minimizado por la nueva posibilidad para muchos empleados de trabajar desde casa.

El martes, la mitad de las líneas ferroviarias permaneció cerrada y en las otras solo circulaba un tren de cada cinco.

El jueves y el sábado continuará esta huelga en los ferrocarriles, convocada por el sindicato del transporte RMT, que divide a la opinión pública, con un 37 por ciento de británicos a favor y un 45 por ciento en contra, según un sondeo publicado por el gabinete YouGov.

Las negociaciones entre el sindicato y las empresas ferroviarias se reanudarán el miércoles, anunció el RMT en un comunicado a última hora del martes.

Network Rail, que gestiona la red ferroviaria británica, dijo a AFP que la reunión estaba prevista para las 10:00 locales (09h00 GMT).

Sin embargo, advirtió que sus miembros "proseguirán" con el paro, asegurando que están "liderando el camino de todos los trabajadores de este país que están hartos de ver sus salarios y condiciones recortadas".

Esta huelga "es errónea e innecesaria", dijo el primer ministro Boris Johnson en una reunión del consejo de ministros, en la que pidió a los "barones sindicales" que se sienten a la mesa de negociaciones y que el sector acepte modernizarse para evitar la quiebra.

Johnson también recordó que el gobierno británico había apoyado al sector durante la pandemia con 16 mil millones de libras (casi 20 mil millones de dólares).

Teletrabajo

En lugar de la multitud habitual en hora punta, sólo unos pocos viajeros deambulaban el martes por el vestíbulo principal de la gran estación londinense de King's Cross, mirando los tablones de anuncios en busca de los pocos trenes disponibles.

"Tengo que viajar por todo el país por mi trabajo. Así que hoy tengo que ir a Leeds (norte). No hay tantos trenes como de costumbre, pero me las arreglé para llegar", dijo a AFP Jim Stevens, un fotógrafo comercial de 40 años.

Sorprendido por la tranquilidad de la estación, consideró que la gente había seguido el consejo de TfL, el operador de transporte público de Londres, y se había quedado teletrabajando desde casa, "o bien se había subido a la bicicleta", al coche o al autobús, aunque estos últimos iban tan abarrotados que muchos no admitían pasajeros en algunas paradas.

Tamasine Hebaut, también de 40 años y secretaria médica, salió de casa una hora antes de lo habitual. Llegó a la estación de King's Cross y desde allí se preguntaba cómo llegar al barrio londinense de Battersea, en la orilla sur del Támesis.

"Tal vez vaya a pie. Tengo que ir a trabajar, porque trabajo en la sanidad", explicaba.

Peligro de contagio a otros sectores

El sindicato RMT advirtió a principios de junio que más de 50 mil trabajadores ferroviarios harían huelga "en el mayor conflicto sectorial desde 1989", momento de las grandes privatizaciones de los ferrocarriles británicos, exigiendo aumentos salariales acordes con la creciente inflación.

Además de los salarios, RMT denuncia el deterioro de las condiciones de trabajo y los "miles de despidos" previstos por la miríada de empresas privadas que ahora componen el sector ferroviario británico.

El gobierno afirmó que en el futuro estudiará como "proteger" a los usuarios del transporte público, imponiendo un "servicio mínimo" o la sustitución de los huelguistas por trabajadores temporales.

Para los británicos, esto se sumará al caos de las últimas semanas en los aeropuertos, marcado por las largas colas y los cientos de cancelaciones de vuelos, dado que el sector aéreo no logra contratar suficiente personal ante el aumento de la demanda tras el levantamiento de las restricciones sanitarias.

La huelga también amenaza con perturbar grandes eventos deportivos y culturales, como el festival de música de Glastonbury, en el suroeste de Inglaterra, un concierto de los Rolling Stones en Londres el sábado y los exámenes finales de algunos estudiantes de secundaria.

Pero en un contexto de inflación histórica, del 11 por ciento previsto en octubre, la huelga amenaza con extenderse a otros sectores, como la educación, la sanidad y los correos. Los abogados penalistas ya votaron a favor de una huelga a partir de la próxima semana.


EHR

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