El Apocalipsis climático, según Greta Thunberg

Ambientalismo. Estudió piano, ‘ballet’ y teatro; es la cara más visible del movimiento, pero su propuesta de renunciar a los combustibles fósiles, según especialistas, es inviable.

Greta Thunberg, la activista sueca que ha criticado a mandatarios por no realizar acciones por el cambio climático. (AP)
José González Méndez
Ciudad de México /

Se llama Greta Thunberg, tiene 16 años y ha puesto fecha al próximo Apocalipsis climático.

“Alrededor de 2030 habremos llegado a un punto en que desataremos una reacción en cadena que probablemente supondrá el fin de la civilización”, dijo en abril ante el Parlamento Europeo, que la despidió de pie y con aplausos.

Muchos la increpan en redes sociales, millones la adoran, pero nadie queda indiferente.

Su discurso crudo y directo mezcla alertas sobre el cambio climático, condena al capitalismo y al uso del petróleo, pero sobre todo, desprecio por políticos que han prometido, sin resultados, salvaguardar el planeta.

Greta también emociona a sus audiencias. En la pasada cumbre de Davos soltó esta bomba: “Parece que el dinero y el crecimiento son aquí las únicas preocupaciones… No quiero su esperanza. Quiero que entren en pánico. Quiero que actúen como lo harían en una crisis”.

La joven llegó a Davos después de cruzar Europa en tren. No viaja en avión en protesta por la contaminación de la industria aérea, ni come carne para reducir su huella de carbono (la cantidad de gases de efecto invernadero que produce una persona).

Convenció de esto a sus padres, que ahora son veganos y evitan los aviones. La madre de Greta, la soprano Malena Ernman, ha puesto pausa su carrera por esta limitación de traslado.

El guardarropa de Greta es limitado en repudio al consumismo. La blusa magenta que usó en mayo en la Cumbre Mundial de Austria es la misma que eligió para ir a la ONU el lunes pasado, cuando soltó otra provocación:

“Me han robado mis sueños, mi infancia con sus palabras vacías. Estamos en el comienzo de una extinción masiva y solo hablan de dinero y de cuentos de hadas sobre el crecimiento económico eterno. ¡Cómo se atreven!”

DISCURSO CLIMÁTICO

Los argumentos de Greta Thunberg contra el cambio climático giran en torno el Acuerdo de París y el informe periódico del Grupo Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), de la ONU.

El primero compromete a 195 países a evitar que la temperatura planetaria no aumente más allá de 1.5°C entre la era preindustrial y 2050. El segundo recomienda a las naciones reducir 50 por ciento sus emisiones de CO2.

La solución que plantea la adolescente es no usar más combustibles fósiles, una opción inviable, pues más de 80 por ciento de la energía que mueve al mundo proviene del petróleo (32 por ciento), carbón (29 por ciento) y gas (21 por ciento). En el caso del crudo, 62 por ciento se utiliza en transporte, 12 por ciento en agricultura y 9 por ciento en industria.

Su recomendación puede salvar la humanidad, pero colapsará la economía global.

Entre los críticos de Greta hay bots, pero también académicos, empresarios y políticos. Bjorn Lomborg, director del Copenhagen Consensus Center, refutó en MILENIO a la joven sueca:

“Su visión del cambio climático como fin del mundo no tiene sustento... los desastres por el clima mataban hace un siglo a 500 mil personas; hoy, solo a 20 mil.

“Tampoco emitimos CO2 con intención maligna. La energía abundante mejora la calidad de vida. Eso no es malo. También sacó a mil millones de personas de la pobreza en los últimos 25 años”.

Para Bernard Arnault, el tercer hombre más rico del planeta, Greta es una joven “catastrofista” y parece no entender que generar crecimiento saca de la pobreza a las personas y mejora su salud.

Para el diario The Sunday Times, ella forma parte de una conspiración de políticos suecos y grandes empresas para imponer al mundo las energías verdes.

DE LA CALLE A LA TRIBUNA

A los ocho años, Greta escuchó hablar por primera vez del calentamiento global. No se explicaba por qué los seres humanos eran responsables. Cuando lo supo, tres años después, entró en depresión. Dejó de hablar, de comer y en dos meses perdió 10 kilos.

“Cuando empezaron las clases, en agosto de 2018, decidí que era suficiente. Me senté afuera del Parlamento sueco y comencé una huelga por el clima”.

Una o dos personas se unieron en los primeros días. En dos semanas su movimiento Fridays For Future ya era viral y en pocos meses pasó de la calle a las tribunas de la ONU, de Davos, del Parlamento Europeo...

Greta tiene hoy 6.7 millones de seguidores en Instagram, 2.5 millones en Twitter y 2.2 millones en Facebook. Puede presumir de movilizar a 100 mil estudiantes en todo el mundo y de organizar —la semana pasada— una protesta en 139 países.

Este año será sabático para la joven, que participará en diciembre en la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático, en Chile.

Al actor Leonardo DiCaprio le tomó años ser reconocido como un ambientalista auténtico. Al Gore, ex vicepresidente de EU, tardó 30 en obtener el Premio Nobel de la Paz por su activismo ambiental. Greta Thunberg, la cara más visible de movimiento contra el cambio climático, logró esa notoriedad en un año.