El órdago llega de Estados Unidos. La administración Donald Trump se ha sumado a la propuesta de gobierno de emergencia nacional para luchar contra el coronavirus, adelantada por Juan Guaidó el fin de semana pasado, con matices trascendentales.
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El más importante es que está dispuesto a aliviar en una primera fase las sanciones económicas contra la revolución a cambio de que Nicolás Maduro acepte una transición negociada y gobernada por el Consejo de Estado, en el que no participarían ni el jefe bolivariano ni el presidente encargado.
Mike Pompeo, secretario de Estado, presentó ayer el Plan Marco Democrático para Venezuela, cuyo objetivo es que transcurridos entre seis y doce meses de transición se celebrarían unas elecciones presidenciales “libres y justas”. Las sanciones serían totalmente levantadas una vez llevadas a cabo las elecciones presidenciales.
El Consejo de Estado puede conformarse por cinco dirigentes gubernamentales y opositores que serían negociados por ambos bandos en la Asamblea Nacional (AN). Los cuatro seleccionados decidirán al quinto componente para presidirlo.
“Creemos que todos los partidos, incluido el del régimen, el Partido Socialista Unido de Venezuela debería poder competir en un campo de juego equilibrado”, adelantó Elliott Abrams, enviado especial de Pompeo para la crisis venezolana, en un artículo publicado ayer en The Wall Street Journal.
“Guaidó absolutamente podría ser candidato en unas elecciones presidenciales. Creo que es el político más popular en Venezuela en este momento. Le seguimos apoyando”, subrayó Pompeo.
Pero el gobierno de Maduro rechazó a través de un comunicado difundido por el canciller Jorge Arreaza el plan de EU, el que calificó de “adefesio”.
Desde la semana pasada, la “cabeza” de Maduro tiene precio (15 millones de dólares), acusado por EU de narcoterrorismo y de liderar el cártel de los Soles.