Un migrante de 23 años proveniente de Guinea se suicidó tras recibir una orden de expulsión de Italia, informó durante esta jornada el abogado que lo representaba en el país europeo, donde además fue víctima de una brutal golpiza a que desató revuelo y consternación a principios de mayo cuando estaba pidiendo limosna.
Mosua Balde fue atacado el 9 de mayo por tres hombres blancos en la ciudad de Ventimiglia, ubicada cerca de la frontera con Francia, mientras supuestamente pedía ayuda cerca a un supermercado.
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El ataque causó consternación en todo el país, ya que las imágenes de la golpiza fueron publicadas en internet y compartidas muchas veces en las redes sociales.
Al día siguiente, la policía identificó a los tres asaltantes, los denunció ante la justicia, pero no llegó a arrestarlos. Mientras que las autoridades de la policía sancionaron a Balde por no tener papeles después de ser atendido en el hospital, por lo que recibió una orden de expulsión.
El migrante fue trasladado sucesivamente a un centro de detención en Turín (norte) para ser expulsado de Italia.
Balde, quien se encontraba en confinamiento solitario por "razones médicas" no especificadas, fue hallado muerto en su habitación la mañana de ayer, contó su abogado, Gianluca Vitale.
"Se suicidó. Todo sucedió en menos de 24 horas", lamentó el abogado que se reunió con él por última vez el viernes.
"Desafortunadamente no tuvimos tiempo para ayudarlo", comentó Vitale que planeaba presentar de nuevo una solicitud de asilo para Balde.
En muchos casos, Italia es el primer puerto de entrada para los migrantes africanos que buscan una vida mejor en Europa. Muchos de ellos intentan proseguir el viaje a países más ricos del norte del continente.