Papa Francisco pide ayudar a afectados por covid-19 en misa por Domingo de Ramos

El líder de la Iglesia católica pidió a los fieles durante la misa de Domingo de Ramos a recuperar la capacidad de asombro por Jesucristo en Semana Santa.

Papa Francisco realizó la misa de Domingo de Ramos al interior de la Basílica de San Pedro, en Ciudad del Vaticano. | EFE
Editorial Milenio
Ciudad del Vaticano /

La crisis económica provocada por la pandemia del coronavirus "se ha hecho más pesada", por lo que es necesario ayudar "a tantos hermanas y hermanas en dificultad", solicitó hoy el papa Francisco durante el rezo del Ángelus, en el interior de la Basílica de San Pedro, tras la celebración litúrgica del Domingo de Ramos, donde iniciaron los ritos de Semana Santa 2021.

El líder de la Iglesia católica pidió también en la homilía a que se recupere "la capacidad de asombrarse" para "volver a comenzar" en un mundo marcado por el covid-19.

"Hemos entrado en la Semana Santa. Por segunda vez la vivimos en el contexto de la pandemia. El año pasado estábamos más conmocionados, este año estamos más probados. Y la crisis económica se ha hecho más pesada".

El papa Francisco explicó que es "una situación histórica y social" que conlleva problemas de carácter "físico, psicológico y sobre todo espiritual" que siembran "desconfianza" y "desesperación", explicó.

"Y, a lo largo del Vía Crucis cotidiano, nos encontramos con los rostros de tantos hermanos y hermanas en dificultad: no pasemos de largo, dejemos que nuestro corazón se mueva a compasión y acerquémonos", añadió.

El llamado del papa Francisco a acercarse a Jesucristo

El papa también llamo a que 

"volvamos a comenzar desde el asombro", todo esto ante unos pocos fieles en el interior de la Basílica de San Pedro, donde por segundo año consecutivo tuvo lugar la celebración litúrgica del Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor, en lugar de en la plaza vaticana y con la presencia de decenas de miles de personas, como era habitual hasta la llegada de covid-19.

"Dejémonos sorprender por Jesús para volver a vivir, porque la grandeza de la vida no está en tener o en afirmarse, sino en descubrirse amados. Y en la belleza de amar", aseguró.

Agregó que "también hoy hay muchos que admiran a Jesús, porque habló bien, porque amó y perdonó, porque su ejemplo cambió la Historia", pero "el asombro es distinto de la simple admiración. La admiración puede ser mundana, porque busca los gustos y las expectativas de cada uno; en cambio, el asombro permanece abierto al otro, a su novedad".

Francisco quiso destacar el "camino de humillación" que eligió Jesús: "Él triunfa acogiendo el dolor y la muerte, que nosotros, rehenes de la admiración y del éxito, evitaríamos".

Lo hizo "por nosotros" y "probó nuestros peores estados de ánimo: el fracaso, el rechazo de todos, la traición de quien le quiere e, incluso, el abandono de Dios (...) . Y ahora sabemos que no estamos solos. (...) Ningún mal, ningún pecado tiene la última palabra. Dios vence, pero la palma de la victoria pasa por el madero de la cruz. Por eso las palmas y la cruz están juntas".

"Y nosotros, ¿somos capaces todavía de dejarnos conmover por el amor de Dios? ¿Por qué hemos perdido la capacidad de asombrarnos ante él? Tal vez porque nuestra fe ha sido corroída por la costumbre. Tal vez porque permanecemos encerrados en nuestros remordimientos y nos dejamos paralizar por nuestras frustraciones. Tal vez porque hemos perdido la confianza en todo y nos creemos incluso fracasados".

Para el papa Francisco, "detrás de todos estos 'tal vez' está el hecho" de no abrirse "a la gracia del estupor" y por eso es necesario "dejarse sorprender por Jesús para volver a vivir, porque la grandeza de la vida no está en tener o en afirmarse, sino en descubrirse amados. Y en la belleza de amar " porque "acogiendo a quien es descartado, acercándonos a quien es humillado por la vida, amamos a Jesús".


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