El papa Francisco culpó de los accidentes laborales a la búsqueda excesiva de beneficios y a la "idolatría del mercado", en un nuevo ataque al capitalismo que ha llevado a algunos críticos de derechas a tacharle de radical de extrema izquierda.
Sus declaraciones se producen dos semanas después de que cinco trabajadores de mantenimiento ferroviario murieran arrollados por un tren en la ciudad de Brandizzo, en el norte de Italia. El accidente se relacionó con un presunto incumplimiento de las normas de salud y seguridad.
"Las tragedias (en el lugar de trabajo) empiezan cuando ya no se pone el acento en el hombre, sino en la productividad y el hombre se convierte en una máquina de producción", dijo el pontífice en un discurso ante la asociación italiana de lesionados laborales.
Según afirmó, sigue pensando en los cinco hombres muertos en Brandizzo.
El pontífice comparó las frecuentes noticias sobre tragedias laborales con un "boletín de guerra". Estos incidentes ocurren cuando "el trabajo se deshumaniza (...) y se convierte en una carrera exasperada por el beneficio", dijo.
El Papa arremetió contra el "lavado de conciencia" de empresarios y políticos que "en lugar de invertir en seguridad (en el trabajo), prefieren lavar sus conciencias con alguna obra de caridad", donando al arte o al deporte.
"La responsabilidad con los trabajadores es prioritaria: no se puede comerciar con la vida por ningún motivo, sobre todo si es (la de los) pobres, precaria y frágil. Somos seres humanos y no máquinas, personas únicas y no piezas de recambio", afirmó.
Poco después de ser elegido en 2013, Francisco dijo que quería liderar una "Iglesia pobre, para los pobres" y ha reiterado varias veces que preocuparse por los necesitados no es una forma de comunismo, sino un principio del Evangelio.
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